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EDITORIAL
NECESIDAD DE UNA NUEVA CLASE
DIRIGENTE
Roberto Jesús
Camargo Payares
Egresado de derecho -Universidad del Norte. Estudiante de séptimo semestre
de Economía Universidad del Atlántico. Director Revista publiEnsayos®.
Barranquilla – Colombia.
Los hechos de
violencia, la crisis de los partidos políticos, la pugna de intereses
entre la clase trabajadora, las minorías, los pobres y los miserables,
con la clase empresarial, que aquejan a América Latina, representa el
resultado de una dirección política cada vez mas alejada de la realidad.
En Colombia, por
ejemplo, el Partido Liberal sufre la mas profunda crisis de hace dos
décadas: una parte de sus miembros que apoyan al Gobierno (los
oficialistas o uribistas y los que no son o lo eran); otros de sus
miembros, en una posición bien compleja, porque no se adecua a la
ortodoxia de los partidos, es decir, son una cuasi-oposición para algunos temas, y cuasi-oficialismo en otros. Como lo diría un dirigente liberal en
una época: “Ni chicha ni limonada”. Los expresidentes liberales
desvinculados de la postura de la dirección del Partido; el expresidente
Turbay, por ejemplo, arremetiendo con palabras no muy amables contra los
codirectores liberales; y el Dr. Ernesto Samper, enemigo rotundo del
Gobierno, apoyando al Presidente en la campaña por el Referendo.
En Bolivia con la
renuncia del expresidente Sánchez de Lozada provocada por disturbios
violentos organizados por dirigentes cocaleros, y sindicalistas, hechos
que dejan mal parado al país mas pobre de Suramérica, los cuales
constituyen la peor crisis desde que la nación recuperó la democracia
hace 21 años; la asunción al poder del exvicepresidente de la República,
el periodista e historiador Carlos Mesa, quien al momento de pronunciar
su improvisado discurso ante el Congreso de ese país subrayó la
necesidad de un Gobierno “sin los
partidos políticos”.
Venezuela no se queda
atrás. Los acontecimientos del 11 de Abril y el paro petrolero son
pruebas fehacientes de la pugna de intereses que existe en el país
suramericano. La oposición, representada por dirigentes sindicales
aliados a los Gremios capitalistas, sumados a la participación de los
medios de comunicación masiva; y el oficialismo por el MVR, constituyen
la confrontación política mas interesante de América del Sur por el
poder bañada desafortunadamente de muertos, mas desempleo y mayor
inestabilidad económica.
En general, con la
sola excepción de Brasil y Ecuador, en todos los países latinoamericanos
existe una crisis de representación política. Todos los habitantes de
esta parte del continente, rico en recursos naturales, somos consientes
de una dirigencia política alejada de la realidad socioeconómica, tasas
de desempleo altas, inversión social escasa, gobiernos dedicados a la
protección del capital a cualquier costo, aversión a los partidos
políticos, disidencia al interior de éstos; y a pesar de todo, no se
observa el surgimiento de nuevos dirigentes con apoyo concurrente del
pueblo.
Sin embargo, ¿Qué
características debe tener esos nuevos líderes? ¿Qué es lo que mueve al
pueblo a identificarse con estos individuos? Como primera medida,
debemos decir que no hay receta perfecta. Las masas sociales son
inexorablemente ininteligibles. Con décadas de sometimiento, de
desilusiones y sin ningún avance en materia social debería: primero,
despertar a la población mas afectada, la que siente con mayor
intensidad las medidas desacertadas, la que se ve obligada a retirar a
sus hijos de las escuelas por la escasa capacidad de sus salarios
reales, la que se muere en las puertas de los Hospitales, la que no
encuentra empleo formal, la que la violencia las obliga a desplazarse de
sus provincias de origen; y segundo, empezar a exhibir a líderes que
representen sus necesidades y determinen sus soluciones, las cuales
deben estar alejadas de “recomendaciones” de organismos supranacionales,
soluciones impregnadas de un alto contenido social, que en definitiva
muestren salidas a la crisis, como lo dirían los estructuralistas, “desde adentro”.
Pero no cualquiera
puede ser miembro de esa nueva clase dirigente. Dentro de las
características de estos nuevos líderes, debe encontrarse la aptitud
hacia el conocimiento, convicción democrática de ideas, y Autoridad o
fuerza de liderazgo de masas. Aptitud hacia el conocimiento que enmarque
un paradigma social amplio, es decir, que debe tener una formación
académica que determine un acervo de conocimientos sociales económicos y
políticos; además, una formación ética y filosófica que le impida
defraudar a su gente y principalmente a su conciencia humana. También,
el nuevo líder debe ser democrático y vivir para la democracia y su
pueblo. Y por último, poseer una fuerza tal que vincule su pueblo con
ideas sociales, y que a la postre sean éstas las que guíen al Estado una
vez se apropie del poder.
En conclusión:
Áristos del conocimiento,
Dêmos de convicción y Krátos del pueblo.¢
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