Junio de 2005 - Año no. 3 - Edición no. 14

 

 

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¿El pueblo cubano está preparado para un cambio político?
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Globalización y neoliberalismo: señuelos de la modernidad para los países subdesarrollados.
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CIUDAD OCULTA

 

EL TAXISTA BARRANQUILLERO

 

Ángela Jiménez Castaño
Trabajadora social
 

Ser taxista en Barranquilla, no es lo mismo que serlo en otra ciudad del país, al menos esa es la percepción que yo muy particularmente tengo del tema.

Quiero en esta ocasión aportar estas reflexiones por varias razones, la primera por ser este un gremio que merece de alguna manera un elogio y un reconocimiento a su ardua tarea.

Los taxistas de Barranquilla tienen unas características especiales a otras ciudades y regiones del país. Son agradables, amables, de buen humor conversadores, se saben todos los chismes y mantienen al pasajero informado de las cosas ciertas y no tan ciertas que pasan en la ciudad.

Ser Taxista en Barranquilla es un honor, es un gusto, es un disfrute, es un desparpajo, es un reto, es una osadía, en estos tiempos, claro está. ES UNA INSTITUCIÓN.

Digo que ser taxista en Barranquilla es una institución desde el punto de vista de lo respetable e importante que es esta profesión u ocupación, también como lo son otro sinnúmero de cosas que pasan y se acostumbran a hacer en estas tierras Macóndianas y maravillosas de la región Caribe, pero en especial en Barranquilla que son institucionales y de cumplimiento riguroso.

Como lo es hacer siesta de doce y media a una y media de la tarde así se caiga el mundo a su alrededor.

Como lo es verse la guacherna una semana antes del carnaval desde el primer farol hasta la última fila de jóvenes recocheros tirando agua, espuma y maicena.

Como lo es quedarse levantado la noche de las velitas 8 de diciembre esperando la una o dos de la mañana para prender los faroles y ver el amanecer.

Como lo es verse el desfile de los Gays en precarnavales, a pesar de tanto comentario de corrillo alrededor del tema.

Como lo es saberse de memoria el último chisme de infidelidad o cachos de la cuadra

Como lo es verse un partido de Júnior en el Metropolitano pero llevando puesta la camiseta del equipo.

Como lo es comerse una porción de mil barras de butifarra con bollo de yuca (tres butis y dos torrejas de bollo y medio limón) o una porción de 500 barras de arroz de liza en hoja de bijao en cualquier esquina de esta ciudad.

Como lo es irse en familia a playa a Salgar o Puerto Colombia un primero de enero a pasar el guayabo del treinaiuno.

Como lo es saber que la hija de fulanita o peranita no se casó ni se graduó porque se fue a estudiar a Bogota y el primer semestre ya estaba preñada y al hijo le llaman jocosamente diplomita.

En fin en estas tierras hay muchas cosas que tienen el carácter de institución pero yo particularmente le doy todo el crédito y la importancia de institucional al oficio de ser taxista en Barranquilla.

Quiero hacer una aclaración al tema y a su vez una diferenciación al respecto comparando los taxistas de hace 25 años a los de hoy, a los del siglo XXI, Con carro ultimo modelo, con celular, radio teléfono de dos canales, y aire acondicionado.

Hoy día hay una gran distancia entre lo que era un taxista de hace 25 años a los de hoy, aunque sigue siendo muy digno el oficio tenemos que reconocer que las cosas han cambiado, montarse a un taxi hace 20 años era un placer, pues la ciudad era mas segura había menos trafico y a la ves mas tranquilidad. Quizás por eso los taxistas de antaño eran más amables y se tomaban el derecho y la confianza de hablar con el pasajero de decirle hey cuadro a donde lo llevo? de contarle las cosas cotidianas de esta urbe, no era raro escucharles el comentario jocoso de alguna dama alegre, a la cual su marido le había dado una golpiza por el solo supuesto de haberle puesto los cachos, o lo contrario el cuento del tipo muy digno y muy macho que todo el mundo sabe de las infidelidades de su mujer menos el. No era raro pasar en un taxi por algún prostíbulo y escuchar al taxista algún cuento de si era de maricas o no sin que el pasajero se lo preguntase, También no era raro oírles comentar hasta la saciedad el último triunfo del Junior, tu papa, recuerdo que cuando existía el sitio el oasis en el centro de Barranquilla y allí se compraban las boletas del Júnior y se apuntaba el 5 y 6 y el Totogol, allí en fila sobre la calle 35 San Blas se hacían una cantidad de chóferes de taxi a esperar las carreras de sus clientes, pero mientras esperaban si era medio día escuchaban al negro Perea en su programa deportivo y peleaban eso si sin nunca llegar a actos violentos, allí arreglaban a Barranquilla se hablaba del carnaval de todo lo habido y por haber y cuando el pasajero se montaba al taxi ellos todavía emocionados seguían el tema con su acompañante, los taxistas de antaño cobraban lo justo, no andaban matándose de las carreras para lograr tener en la tarde o en la mañana el dinero de las altas tarifas que hoy manejan no usaban mangas en sus brazos para evitar el sol, esa es una moda nueva, los taxistas de ayer tenían la piel tostada por el sol satinada y cobriza, se sabían todas las direcciones y los sitios de importancia de la ciudad al fin y al cabo Barranquilla siempre ha tenido esa ventaja que acá todo es cerca y todos nos conocemos como un pueblo grande y acogedor. Y es que hace veinte años Barranquilla se limitaba a llegar de la calle treinta en el sur, a la calle 96 en el norte. y de la carrera 50 en el centro por el barrio abajo cerca al estadio de béisbol Tomas Arieta y a la circunvalar por el estadio de Fútbol Roberto Meléndez, los barrios de ese momento eran los tradicionales y apacibles asentamientos de siempre como las Nieves, las Palmas, Simón Bolívar, San José, San Roque, la Victoria, el Campito, el Carmen, Los Trapillos, los Andes, los Pinos, Recreo, el Silencio, las Delicias, Olaya, San Felipe, Lucero, Boston, el Prado, Porvenir, Paraíso, Los Nogales, El Limoncito, Ciudad Jardín, las Mercedes, la Manga, 7 de abril, Revoló, La Luz, Malvinas, San Martín, Carlos Meisel, y otros cuantos que en este momento no vienen a mi memoria, espero que ustedes si los recuerden, hoy Barranquilla tiene muchísimos mas barrios, generados en su mayoría por los fenómenos del desplazamiento y las urbanizaciones piratas, fenómeno que se incremento a partir de los años 80 s. hay barrios donde no llegan los taxistas por la alta peligrosidad que estos representan para ellos tanto así que no tienen ni siquiera la presencia de las autoridades, esto es un fehaciente indicador de la inseguridad de algunos sectores que hoy desafortunadamente tiene la ciudad de Barranquilla.

Los taxistas de hoy no son iguales, aunque no voy en contra del desarrollo y la modernidad ni mucho menos, pero es que hay cosas que cambian muy abruptamente, los taxistas de hoy no son taxistas por vocación sino por necesidad, la gran mayoría de ellos llegaron al oficio por las circunstancias, muchos de ellos son profesionales graduados en universidades que en algún momento de su vida se quedaron sin empleo, o nunca llegaron a ejercer su profesión por el alto desempleo que hay en la ciudad y el país, o se jubilaron muy jóvenes, muestra de esto es la cantidad de pensionados de la telefónica, la empresas publicas, el puerto y otras empresas que han jubilado a sus empleados y estos con liquidación en mano se van a un almacén de carros y se compran su taxi y es allí donde empieza cristo a padecer, tener un solo carro no es negocio para nadie, mas aun hoy día con los altos precios de la gasolina, y si además lo pone a trabajar de noche en doble turno se acaba sin que siquiera se haya podido sacar lo invertido en el, hoy la ciudad esta llena de taxis, uno sale a una avenida y parece un rió amarillo peleándose las carreras, además andan con el radio teléfono y cuando la frecuencia esta cerca de dos o tres móviles a la vez es el problema, pues el pasajero esta esperando su servicio y llegan 2 y hasta 3 y uno se confunde y mientras que ellos se pelean a quien le toca llevarse al pasajero uno se queda atónito y perplejo de ver esa rapiña y esa falta de respeto por el usuario, el taxista de hoy ni te saluda solo se limita a decirte: Dígame su código y enseguida comienza a hablar por el radio teléfono o por el celular, no te conversa pues algunas veces por temor, otras por desinterés al pasajero se le ignora, otra circunstancia muy común es que la carrera no se cobra como lo establece el transito en las tarifas establecidas.

No la carrera de hoy se cobra según el l marrano y según la dirección no por la distancia sino por ser norte o sur, no importa la distancia, por ejemplo del centro a la calle 94 con carrera 51b te miran la cara y te cobran sin pena $6.000 o $7.000 y esa misma distancia de paseo bolívar por ejemplo para las moras te cobran 4.000 barras, eso no tiene presentación.

El taxista de hoy al menos los mas jóvenes llevan el radio a todo volumen y escuchando reggeton, si le pides que baje el volumen se molestan. Van a toda velocidad se vuelan los semáforos, en fin en tu presencia comete en el trayecto todas las infracciones habidas y por haber y cuando uno llega a su destino si es que llega, le toca reposarse y tomarse un baso de agua fría para pasar el susto y darle gracias a dios por estar bien.

Afortunadamente a pesar de todo este panorama algunos tenemos la suerte de tener el gusto de tropezarnos con algunos maestros del arte de ser taxista que aun quedan en esta ciudad, y esa suerte la tuve yo, que entre otras cosa fue lo que me motivo a escribir estas notas.

En días pasados tome un taxi que me llevo de mi casa hasta paseo bolívar, me llamo la atención el taxista por su edad, y el color de su piel, además del trato amable y la conversación que entablamos seguidamente me instale en su carro, me llamo tanto la atención que le pregunte desde cuando era taxista y me dijo que hace 50 años, eso me asombro pero mas que eso me enterneció ver a este señor curtido del sol y de los años trabajando todavía de taxista y sobre todo con el gusto que se le nota en su trabajo, en ningún momento se quejo ni se lamento de su situación más bien él se siente orgulloso de estar aún y de ser quizás el único Alias caballo que existe hoy conduciendo en Barranquilla, y es que taxista viejo que se respete tenía su apodo, así me lo contó el mismo.

Quiero dedicar un espacio exclusivamente para anotar los datos mas importantes de este señor taxista que me indujo a escribir estas notas, como un homenaje a el y a su oficio, y como homenaje a todos esos taxistas anónimos que tenemos en nuestra ciudad, además su cara lo dice todo, todo lo que relata a continuación me lo contó el por invitación mía, pues desde que lo conocí nos hicimos amigos y en una mañana que nos sentamos en el frente de mi casa a tomarnos un café y a degustarme yo principalmente con sus relatos sinceros y apasionados de su orgullo de ser Taxista.

Relata Raymundo, como llegó a ser taxista,

“Me llamo Manuel Raimundo Pérez Fruto, alias Caballo, tengo 72 años y llevo trabajando 52 como taxista, vivo en Santo Tomas -Atlántico- mi cedula de ciudadanía es la numero 837.473 de Barranquilla y mi carné se chofer mecánico profesional es el numero 4065 de diciembre de 1.956, pues así se nos denominaba en esa época a los taxistas y todos estábamos carnetizados y acreditados por la oficina de servicios de inteligencia Colombiana, que hoy día vendría a ser como el das.

Estaba yo en una fiesta en Santo Tomas bailando con una muchacha que me gustaba en eso sonó un disco de la sonora matancera que se titulaba, Besito pa ti canela y ella después de bailar conmigo me pidió que le solicitara al picotero lo repitiera, en efecto lo solicite y lo volvimos a bailar y desde ese momento mi amiga quedo prendada conmigo, ella se llamaba Ana, no recuerdo el apellido, pues eso fue por allá en al año 1.954, resulto ser que la muchacha era empleada del señor Horacio Taborda un paisa que tenía cuatro taxis Ford nuevecitos en la plaza, entonces ella lo recomendó con el dueño de los carros y a la semana siguiente ya estaba trabajando de taxista-.Para esa época él ya había sido conductor de camión y tenía bastante experiencia en el ramo.

Ya saltándose unos cuantos años de anécdotas y de vivencias como taxista que entre otras cosa dice el señor Manuel Raymundo, nunca le ha ido mal, pues el taxista organizado y juicioso nunca le va mal y sigue con su relato, en el año 1.972 cuando empezó la corporación financiera del trasporte a darle facilidad a los taxistas para acceder a su carro propio yo me se hice a un taxi Doche Dart el cual di de cuota inicial $35.000 y financie el resto a 30 meses con cuotas de $3.200 mensuales.

Terminé de pagar mi carro en el año1.978 y decidí comprometerme, hoy tengo a mi esposa y a 4 hijos que estudiaron y se prepararon, todo esto salió del taxi que con el pasar de los años se fue deteriorando y tuve que salir de el para pagar los gastos, en adelante seguí de conductor pero pagando tarifa que aún hoy lo hago, vivo en Santo Tomás, salgo a trabajar en las mañanas desde las 6 de la mañana hasta las 5 de la tarde y no me quejo de que no me alcance para la tarifa a pesar de que no utilizo hoy ninguna de las herramientas modernas que utilizan mis colegas de la plaza, como es el aire acondicionado ni celular y mucho menos el radio teléfono, además yo no se manejar esas cosas y que además tampoco me hacen falta.

Dentro del relato no faltaron las anécdotas picantes de él y de su gremio como por ejemplo los apodos, como lo dije antes, taxista que se respeta tiene su apodo, para nombrar algunos que él recuerda y entre ellos también algunos que yo conocí están:
Gallina sucia, el morrocoy, jirafa, el criki, cabeza de puerco, el tigre, burro dormido, juancho tabaco, cabo palanca, care perro, y muchos mas.

También hablamos de los sitios que por tradición visitan los taxistas para comer los trasnochaderos y que ellos mismos son los encargados de promocionar entre sus clientes y volverlos famosos y ellos mismos también se encargan de desacreditar y acabar con su fama, estos son algunos de ellos, claro está, de la vieja guardia de su época.

Comederos: Eduarda, allí era a $250 pesos el sancocho de gallina criolla quedaba por el parque almendra.

Teatro granada, allí al lado de este que quedaba por el cementerio universal, era el mejor sitio para comerse un arroz de liza.

La puerca negra, este era un señor negro que ya murió era gordísimo, quedaba por la calle 47 con la 18 en toda la Cordialidad, allí vendían mondongo, y una carne asada deliciosa.

El negro Adán, este se hizo más popular en la época de la marimba y allí vendían los mejores chicharrones de la ciudad, quedaba por el barrio Chiquinquirá.

Bueno y también hablamos de los otros comederos pero de carne humana, como jocosamente me decía y se sonrojaba cuando yo le hacia las preguntas maliciosas.

-En la época de mi juventud cuando apenas empecé a ser taxista existían las residencias estas eran con unos corredores con piezas en galería y a la entrada de cada una habían dos bombillos, uno rojo y uno verde, si el rojo estaba prendido uno no podía entrar y si el verde estaba prendido era por que la pieza estaba libre-.

Había uno que yo me quedé asombrada por la dirección pues siendo de esa época parecía raro, quedaba donde hoy queda el centro de Issa Abuchaibe en la 51b con la 100, en esa época esto por allí era puro monte, a éste le llamaban el kilómetro 2 y fue por allá en el año 1.956.

Por los lados de la Cordialidad estaba la llama y el tetero, en la calle 47 con la carrera 14 donde hoy queda la gran vía, play pigal y la gardenia azulen la 12.

Bueno, como todo en la vida, han existido y seguirán existiendo las diferencias, es que a los taxistas de hoy les dan bonos gratis por llevar las parejas a los moteles modernos para que luego de tener 5 bonos entren gratis con su novia, pero eso a mí no me sirve porque yo ya me retiré y vivo muy contento con mis hijos y mi señora, trabajo de 6 de la mañana a cuatro de la tarde, recojo un personal de Santo Tomas y me voy a descansar y a estar con mi familia las 5 de la tarde.

Pero eso si el día que deje de ser chofer será por que me muera o por que me quiten el taxi y así me ayuden a morirme, pues yo no sé hacer otra cosa, esta ha sido mi vida, es mi vida y así voy a estar hasta que Dios quiera.”


Bueno hasta acá llega el relato del señor Raymundo que muy amablemente me contó sus anécdotas y me transmitió lo orgulloso que se siente él y muchos amigos colegas suyos de ser chofer de taxi en Barranquilla y hasta acá también llego yo. Solo quería pasearme un poco apoyada en los recuerdos y vivencias de este señor para de alguna manera recordar y corroborar algunas vivencia que yo también tuve en esta ciudad desde que llegue, en el año de 1.976, y tuve la suerte de conocer además el gremio de los taxistas y sus alegrías, penalidades y cotidianidades pues donde me alojé por primera vez en esta ciudad fue donde la familia de La Torre en la calle murillo con carrera 32 Hospital, barrio Chiquinquirá, allí vivían tres taxistas que ya fallecieron, El señor: Gustavo de la Torre Cachaco bogotano, padre, y sus hijos: Costéenos Barranquilleros, Álvaro de la Torre y Jaime de la Torre, El Morrocoyo. Ricardo de la torre, hoy su hijo taxista de tercera generación, por herencia le llaman el morrocollito, Elmer Teherán, su yerno. A ellos los conocí en medio de la lucha diaria de mantener un carro que se vara 3 veces a la semana en la angustia mensual de pagar unas cuotas y no poder por que la plata no les alcanzaba, en fin pero a pesar de ello siempre estaban dispuestos a trabajar diariamente y con el amor y entusiasmo que le ponían a su trabajo siempre. De ellos y del señor Reinaldo tengo los argumentos y los testimonios de que ser taxista en Barranquilla es una noble causa, a ellos y a todos los taxistas, a los de ayer y especialmente a los de hoy que arriesgan a diario sus vidas en esta dura tarea de vivir en una ciudad con altos índices de inseguridad y peligrosidad, pero a pesar de todo siguen trabajando orgullosos de ser taxistas barranquilleros, un abrazo para todos su admiradora.

angelajimenez2002@hotmail.com

 

Otros artículos de Ciudad Oculta en ediciones anteriores

 

     ¿Qué veo desde aquí? (Olga Yaneth Franco; Ed. no. 2; dic-2002)

 

     Los olores de mi tierra (Ángela Jiménez Castaño; Ed. no. 5; jul-2003)

 

     Cuando llegan las lluvias y algo mas (Ángela Jiménez Castaño; Ed. no. 5; jul-2003)

 

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Actualizado el: 26 de noviembre de 2005

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