La
economía agraria tradicional
El
profesor Vergara (1935) considera que la economía agraria como
doctrina científica independiente nace en la primera mitad o a
mediados del siglo XIX y se refiere al "estudio de la ordenación
de la empresa agrícola, de la dirección y organización de la
labranza, orientado hacia la investigación de los medios productivos
empleados en la explotación agrícola y su combinación, al objeto de
conseguir el mejor resultado". Se trata de un planteamiento
dirigido exclusivamente a la empresa agraria, es decir sin considerar
aspectos más amplios como los de política agraria, mercados,
estructura agraria, etc.
Se
puede interpretar que la economía agraria es una parte de la agronomía,
pudiendo considerarse como el cálculo último que sirve para
determinar la rentabilidad de las distintas actividades agrarias.
En
una fase posterior, principios del siglo XX, la economia agraria pasa
a ser una rama de aplicación de la ciencia económica., aceptándose
sus conceptos y aplicándose a la agricultura.
En
Italia, Valenti y Bordiga son los iniciadores de la nueva tendencia,
siguiéndoles Serpieri, Dragoni y Tassinari, Milhau en Francia,
Brinkman y Aeroboe en Alemania, Laur en Suiza , Elmirhst en
Inglaterra, H.C. Taylor en Estados Unidos.
En
España, la economía agraria ha tenido menos desarrollo que en otros
países europeos. Sin embargo conviene comentar un libro poco conocido
publicado entre los años 1851 y 1855, titulado "Diccionario de
agricultura práctica y economía rural", dirigido por Agustín
Esteban Collantes y Agustín Alfaro,. Los responsables de la economía
rural son Augusto de Burgos y José Hidalgo Tablada, que figuran como
redactores.
En
el diccionario figuran varios términos relativos a economía agraria.
En algunos de ellos se da simplemente el significado, pero en otros se
ofrece un texto amplio. Entre los términos con textos amplios podemos
destacar los siguientes: administración rural, bancos agrícolas,
economía rural y economía política, granja y granja escuela,
industria, trabajo y trabajador.
La
economía agraria y el paradigma neoclásico
En
el año 1952, el profesor Earl O. Heady, de la Universidad de Iowa,
publica la primera edición de un libro que será decisivo para la
historia de la economía agraria: "Economics of agricultural
production and resourse use".
Se
puede decir que es el texto de economía agraria en el cual se aplica
de una forma más completa los principios de la teoría económica
ortodoxa (paradigma neoclásico) a la agricultura.
Se
trata de un texto muy completo ya que a lo largo del mismo se trata
gran cantidad de problemas de la agricultura, de forma que constituye
un libro de consulta de gran utilidad para iniciar temas de estudio o
para profundizar en ellos, siempre desde la perspectiva neoclásica.
Evidentemente
no se trata de un libro aislado sino que es el resultado de los nuevos
planteamientos de la economía agraria en Estados Unidos. En el libro
se recogen resultados obtenidos en el gran número de estudios
llevados a cabo por el autor y sus colaboradores. Pero en todo caso el
libro, ampliamente difundido en las universidades de Estados Unidos y
de otros países, pasa a ser una referencia básica para los estudios
de economía agraria.
En
economía agraria se produce lo que ocurre en la ciencia económica es
decir que la ortodoxia pasa a dominar la profesión, dominio que se
mantiene actualmente.
Se
puede decir que esto ocurre en la mayor parte de los países, incluida
España. En nuestro país, después de la Guerra Civil, la economía
agraria se ha impartido como asignatura a nivel universitario sobre
todo en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de
Madrid en donde existía una cátedra de Economía Agraria con dos
asignaturas, una de economía general y otra de economía agraria.
En
un período posterior, en las escuelas de Ingenieros Agrónomos se
establece la especialidad de economía agraria, pudiéndose destacar
que el paradigma neoclásico sigue constituyendo la base o aumenta en
importancia como base de la enseñanza. El paradigma neoclásico también
es la base de la enseñanza en las asignaturas de economía agraria
que empiezan a impartirse en las facultades de Ciencias Económicas.
Esta
nueva situación de la economía agraria hace que algunos autores
franceses en un debate recogido en una revista francesa (Varios
autores, 1993c) pongan en duda la legitimidad científica de la misma,
ya que ha pasado a ser exclusivamente una especialidad sectorial de la
economía que ha hecho aportaciones de alguna importancia en econometría,
en otros aspectos metodológicos y en economía del desarrollo. Un
autor habla de la "economía antiguamente llamada rural".
Otros autores por el contrario no son tan pesimistas y consideran que
tiene posibilidades si se procede a una reorientación de sus temas y
de sus métodos.
Economía
agraria y economía agroalimentaria
Desde
hace años el campo de estudio de los economistas agrarios experimenta
una ampliación en varios sentidos: por una parte se considera que los
problemas económicos de la agricultura no pueden aislarse de los
problemas de la transformación y de la distribución de sus
productos.
En
el año 1957, dos economistas de la Universidad de Harvard. Davis y
Goldberg, introducen el término "agribusiness", para
indicar el complejo constituido por la "suma total de las
operaciones relacionadas con la producción y distribución de medios
de producción para la agricultura, las operaciones de producción en
la explotación agraria y el almacenamiento, procesado y distribución
de productos agrícolas". Según los indicados autores "el
agribusiness recoge esencialmente las funciones que denotaban el término
agricultura hace 150 años".
El
"agribusiness", término sustituido posteriormente por food
system o sistema agroalimentario está compuesto por tres subsistemas
o subsectores funcionales
a)
subsector "corriente arriba" (d'amont) de la agricultura
(suministro de medios de producción a la agricultura)
b)
Agricultura
c)Subsector
"corriente abajo" (d'aval) de la agricultura (Industria y
comercio agroalimentario)
El
concepto es aceptado de una forma progresiva, sobre todo en los países
desarrollados, siendo de destacar las aportaciones de la que podemos
llamar "escuela francesa". Malassis (1973), establece la
siguiente descomposición:
a)
subsector de la producción agraria
b)
subsector de la transformación (industrias agroalimentarias, I.A.A.)
c)
subsector de la distribución
d)
subsector auxiliar, suministrador de bienes intermedios y de equipos a
los subsectores anteriores
Este
último subsector sustituye al subsector de suministro de medios de
producción a la agricultura ampliándose a los sectores que
suministran medios de producción a la industria y al comercio
agroalimentario. Este sector se corresponde en realidad con el resto
de la economía. Se trata de un planteamiento más completo y más
moderno del sistema agroalimentario en el cual la agricultura deja de
ser un elemento central, pasa a ser uno de los sectores que
constituyen el sistema pero además va perdiendo importancia relativa
Economía
agraria y economía rural
Otra
ampliación del campo de estudio de los economistas agrarios es de
tipo horizontal, mientras que la ampliación anterior puede ser
definida como vertical. Los economistas agrarios, además de
interesarse por los problemas de la agricultura, pasan a interesarse
también de otros problemas del mundo rural, del cual forma parte aquélla.
El
término rural es utilizado según distintas acepciones. El
Diccionario de la Lengua Española lo define como lo
"perteneciente o relativo al campo y a las labores de él",
es decir que hace equivaler "rural" a "agrario".
Lo rural sería lo contrario a "urbano" que es definido por
el citado diccionario como "perteneciente a la ciudad"
La
situación del mundo rural ha evolucionado notablemente en los últimos
años, sobre todo en determinados países desarrollados o regiones de
países desarrollados, pudiéndose destacar a título indicativo los
siguientes cambios (Ceña, 1992)
-la
agricultura tradicional ha sido sustituida en gran parte por una
agricultura moderna, en la que se adoptan importantes innovaciones
-en
gran número de comarcas rurales, se produce un importante éxodo
hacia las ciudades
-la
agricultura deja de ser la única actividad económica, aunque en
muchos caso sigue teniendo una importancia decisiva como fuente de
rentas
-es
frecuente la dedicación parcial a la agricultura, viviendo algunos
empresarios fuera de la comarca
-no
hay una separación precisa entre rural y urbano, pudiéndose hablar
de la existencia de un "continuum", entre ambos extremos
-en
el mundo rural se establecen actividades de turismo y de ocio para los
habitantes de las zonas urbanas; incluso se establecen segundas
viviendas o residencias
-más
recientemente se le asigna a la agricultura una función de
sostenibilidad de los recursos (agricultura sostenible)
Nuevas
teorías económicas
El
autor de la presente ponencia cursó los estudios de Ingeniero Agrónomo
en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid;
las enseñanzas impartidas por los profesores Vergara y Camilleri
promovieron mi interés por la economía agraria y pasé a profundizar
en esta disciplina siguiendo estudios de especialización en la
Universidad de Nápoles en un centro de economía agraria (Centro di
Specializzazione e Ricerche Economico-Agrarie per il Mezzogiorno)
creado por el profesor Manlio Rossi-Doria en 1959, con el apoyo de la
Universidad de California. En dicho centro se había adoptado la teoría
neoclásica con una renuncia casi completa de la escuela de economía
agraria italiana.
El
paradigma neoclásico fue la base de mi labor docente en
comercialización agraria en las Escuelas Técnicas Superiores de
Ingenieros Agrónomos de Madrid y de Córdoba y de mis actividades de
investigación durante muchos años
Pero
a lo largo de mi actividad fui siendo cada vez más consciente de las
limitaciones de la economía neoclásica para explicar la realidad
agraria por lo que en muchos casos no había más remedio que hacer
caso omiso del paradigma y apelar a la experiencia y al sentido común
(Caldentey, 1972)
En
una estancia en el INRA de Montpellier en el año 1994, en contacto
con algunos economistas agrarios, tuve ocasión de profundizar en las
nuevas teorías conocidas con el término general de neoinstitucionalismo
o de nueva economía institucional. Una estancia en el INRA de
París en el año 1996 me permitió seguir profundizando en el tema,
con contactos con otros economistas agrarios (Caldentey, 1998)
Estas
nuevas teorías permiten desde mi punto de vista explicar mejor la
realidad agraria y agroalimentaria que la teoría económica neoclásica
con sus planteamientos de carácter fundamentalmente estático y
deductivo y que, cuando la realidad no se adapta a ellos, habla de
fallos del mercado es decir de fallos de la realidad. Estas teorías
están siendo ampliamente utilizadas por economistas agrarios de
distintos países entre ellos los franceses e italianos.
Es
de destacar por otra parte que estas nuevas teorías han hecho
reconsiderar y tener de nuevo en cuenta algunas aportaciones de los
autores de la economía agraria tradicional y su relación con el
moderno neoinstitucionalismo. A continuación hacemos algunas
referencia a dos economistas agrarios italianos tradicionales
Serpieri
(1946), al tratar de la elección de la combinación productiva por
parte del empresario agrícola considera que influyen sobre ella
factores objetivos como el territorio, el mercado, las posibilidades técnicas
y los vínculos jurídicos y morales pero también "factores
subjetivos de elección, consistentes en los distintos móviles e
intereses que guían la conducta del empresario". Existen móviles
extramercantiles que hacen que el empresario renuncie a una posible
mayor renta monetaria, para satisfacer otros deseos o sentimientos.
Entre las fuerzas extramercantiles, que según Serpieri prevalecen en
las empresas familiares, se puede citar también la fuerza de la
costumbre y la tendencia a ordenaciones aplicadas tradicionalmente en
el pasado.
Destaca
asimismo la importancia de las relaciones entre empresa, mano de obra
y propiedad de la tierra, la diferente problemática de grandes y
pequeñas empresas con propietarios capitalistas o campesinos y la
importancia de la empresa con sistemas de arrendamiento y de aparcería.
Un
planteamiento próximo al neoinstitucionalismo actual lo encontramos
también en el profesor Bandini (1964) del cual destacamos los
siguientes párrafos:
"Las
acciones económicas de los agricultores no se desenvuelven en el vacío,
sino en un ámbito histórico que viene caracterizado por determinadas
instituciones humanas que no podemos de ninguna manera
ignorar... necesidad de considerar en forma adecuada los fenómenos e
instituciones de naturaleza jurídica, política, sociológica, en
cuanto éstos constituyen las condiciones básicas sobre las cuales el
agricultor construye la realidad económica"
En
otro punto hace referencia a "particulares aspectos de la
realidad agraria que no se nos muestran fácilmente encuadrables en
los esquemas económicos generales" y que se explican de una
forma que Bandini llama "pseudo-lógica" que "no quiere
decir falsa, arbitraria o ílógica". "No se trata de
errores, sino de explicaciones provisionales e imperfectas, utilizadas
racionalmente en vista de que el análisis económico por
aproximaciones sucesivas no nos permite explicar aquellos aspectos
particulares de la realidad".
Cuando
trata del empresario agrario abandona la consideración neoclásica
del homo economicus y considera la variabilidad en los tipos de
empresario agrario: "Los empresarios agrarios pueden ser tan
diferentes entre sí como pueden serlo cuantas figuras económicas se
relacionan con ellos"; a continuación hace referencia a las
diferencias derivadas de su capacidad personal, de su posición
social, de su edad y de su unión con la familia, de los distintos
tipos humanos y de las regiones o zonas del mundo a que pertenecen,
diferencias que sin duda influyen en los objetivos y en el
comportamiento.
Neoinstitucionalismo
y sistema agroalimentario
Dentro
de la nueva economía institucional, la teoría de los costes de
transacción es, según nuestra opinión, la que mejor nos permite
explicar el funcionamiento del sistema agroalimentario, sobre todo en
lo que respecta a la coordinación vertical, es decir de la coordinación
entre las distintas fases por las que pasan los productos
agroalimentarios desde la agricultura hasta el consumo final y
teniendo en cuenta de una forma especial las aportaciones de
Williamson (1985), con sus alternativas de mercado, empresa o jerarquía
y formas híbridas
En
la agricultura y en el sistema agroalimentario el mercado como sistema
de coordinación económica sigue siendo más importante que en otros
sectores económicos; es muy frecuente que el comprador proceda a
comprar el producto que es ofrecido por los vendedores en sus
establecimientos y, en determinados países o regiones o en
determinadas fases, siguen existiendo los centros de contratación
tradicionales (mercados o lonjas). Estas dos formas de compra-venta
entran en la alternativa mercado, que era la forma aceptada
como única por la teoría económica neoclásica.
De
gran interés en el sistema agroalimentario es también la alternativa
jerarquía o empresa; es de gran interés el análisis de la integración
vertical, es decir cuando se produce una absorción por parte de
las empresas de las actividades corriente arriba o corriente abajo. La
acción contraria sería la externalización o terciarización.
Los aspectos de integración lateral o transversal relativos a la
absorción de otras actividades o servicios distintos de la materia
prima o del producto principal serán tenidos menos en cuenta aunque
también se hace referencia a ellos en alguna ocasión.
Por
último también es importante la tercera alternativa, sobre todo en
lo que se refiere a contratos o acuerdos verticales,
situaciones en las cuales no se produce una absorción sino que se
produce un acuerdo o contrato entre empresas de distintas fases del
sistema agroalimentario para el suministro de productos.
A
continuación se comentan algunos sistemas de coordinación en el
sistema agroalimentario
Centros
de contratación
Los
"mercados", lonjas o centros de contratación constituyen un
sistema de coordinación vertical que sigue teniendo gran importancia
en algunos casos en el sistema agroalimentario. Se trata de
concentraciones de compradores y vendedores en un determinado lugar
durante un determinado período de tiempo, en donde se realizan
operaciones de compra-venta con o sin presencia física de la mercancía.
En general están perdiendo importancia pero siguen existiendo para
algunos productos y fases del sistema agroalimentario dado que
facilitan los contactos entre compradores y vendedores y por tanto
consiguen disminuir los costes de transacción.
Mención
especial merecen las bolsas de mercancías para materias primas
agrarias (y no agrarias), algunas de las cuales tienen importancia
internacional y en las que además de operar con físicos se opera con
contratos de futuros y con opciones. Su funcionamiento es similar a
las bolsas de valores y representarían el modelo perfecto más próximo
a la competencia perfecta en la cual no existen costes de transacción
y las decisiones de compra-venta se basan exclusivamente en el precio.
Venta
a comisión y subastas
En
algunos productos agrarios las operaciones de compra-venta se realizan
a través de un agente comercial que no adquiere el producto sino que
recibe el producto sin precio y procede a su venta en el mercado,
liquidando posteriormente al expedidor en función del precio obtenido
y descontando un porcentaje por su servicio. Este sistema de venta
recibe el nombre de venta "a comisión" o "en
consignación" y es muy frecuente en productos perecederos, que
tienen importantes oscilaciones de precios; éste es un sistema muy
frecuente en mercados centrales mayoristas de frutas y hortalizas y en
mercados de tránsito de exportación de frutas y hortalizas. Se trata
de un sistema de coordinación vertical impuesto en general por los
agentes para trasladar el riesgo de mercado al vendedor pero que
presenta el fuerte inconveniente de la información asimétrica en
relación con el precio obtenido, por lo que es muy importante que
exista una fuerte relación de confianza.
La
venta por el sistema de subasta es otro caso especial de coordinación
vertical a través de mercado. Los casos más característicos son las
subastas a la baja que tienen lugar para frutas y hortalizas en
Holanda (veiling), en España (alhóndigas de Almería) y en otros países,
y las subastas al alza para el ganado que tienen lugar en el Reino
Unido y en otros países.
La
adquisición de productos de consumo
En
primer lugar interesa destacar que en la fase relativa a la adquisición
de productos alimentarios de consumo, el mercado como institución es
el que domina en la asignación de recursos.
Pueden
existir contratos de suministro a los consumidores, sobre todo a
organizaciones colectivas de consumo, algunas de las cuales, por
ejemplo ejército, hospitales, etc, incluso anuncian concursos para
asignar estos contratos.
Por
otra parte puede plantearse la jerarquía como alternativa al mercado,
es decir que los consumidores se dediquen a producir (en sentido
amplio) en lugar de comprar. El caso más completo sería el de los
consumidores que tienen su propia producción agrícola para el
autoconsumo. El caso antes indicado es un caso límite en el cual el
consumidor decide producir el producto agrario es decir sustituir
todas las funciones del sistema agroalimentario, pero se trata de
casos especiales que no se pueden generalizar. Son pequeñas
cantidades que van destinadas a cada persona u hogar y en donde los
costes de transacción internos son de escasa entidad.
Un
caso más limitado en cuanto a la absorción de fases del sistema
agroalimentario es el de las cooperativas de consumidores. En lugar de
comprar los productos alimentarios a los minoristas los consumidores
deciden integrar la fase minorista comprando producto a los mayoristas
o a las industrias. La comparación entre costes de producción y
costes de transacción entre las dos alternativas determina la decisión
sobre la creación de cooperativas
La
empresa agraria
Según
la teoría neoclásica debería existir una dimensión óptima de la
empresa agraria, así como una alternativa óptima de cultivos y
actividades ganaderas para cada región o comarca, en función de las
características climáticas y edafológicas. Esta dimensión y
alternativas vendrían determinadas por las economías de escala y por
las llamadas economías de variedad o de alcance ("economíes of
scope"). La realidad no concuerda con esta hipótesis ya que lo más
normal es que en una misma comarca con características homogéneas
coexistan empresas con distintas dimensiones y distintas alternativas.
Según
Heady (1952), la empresa familiar es un paso previo hacia la empresa
capitalista, pero se trata de un planteamiento que no parece que
explique la realidad puesto que aunque se observa, sobre todo en los
países desarrollados, un crecimiento del tamaño medio de las
explotaciones agrarias y la desaparición sobre todo de explotaciones
pequeñas, persiste la fuerte diferencia entre explotaciones, por lo
que se trataría de una evolución lentísima que habría que
considerar como uno de tantos fallos del mercado.
La
teoría neoinstitucionalista intenta explicar estas diferencias a través
de instituciones o normas de conducta que determinan esta variedad de
explotaciones. La misma explotación agraria familiar es considerada
por algún autor como una institución propiamente dicha que ha
influido sobre la estructura y el funcionamiento de la agricultura en
muchos países y a lo largo del tiempo; su pérdida de importancia
refleja un cambio institucional de gran importancia, no solo en la
agricultura sino también en otros sectores de la economía.
El
intento de promover cooperativas de producción de agricultores a través
de las cuales se puedan conseguir dimensiones similares a las empresas
capitalistas constituye un intento de aplicación de la teoría neoclásica,
en función de la consideración de la existencia de una dimensión óptima
que es superior a la dimensión de la explotación familiar. Pero se
puede decir que las cooperativas de producción han tenido poco éxito
salvo en Israel en donde los "kibbutz" han funcionado
debido, sin duda, a la existencia de unas instituciones especiales que
han influido sobre su creación, aunque su estructura y funcionamiento
han evolucionado a lo largo del tiempo. Los "koljoses" y
"comunas" de los países comunistas fueron impuestas por una
autoridad central, pero en el momento que ha cambiado el régimen político,
estas explotaciones han desaparecido, incluso en China.
En
términos neoinstitucionalistas se puede indicar que la empresa
familiar produce a costes más elevados pero sus costes de transacción
(internos y externos) son más bajos que en la empresa capitalista.
La
evolución del progreso técnico y organizativo ha dado lugar a una
evolución en el funcionamiento de la empresa agraria en la cual ha
dominado la externalización de determinadas actividades relativas a
medios de producción, debido a que la compra en el exterior ha pasado
a ser más conveniente que la producción interna ya que existían
empresas especializadas que producían a costes bajos. Es decir que la
empresa tendió a elegir la alternativa comprar a la
alternativa producir. Es el caso por ejemplo de la compra de
piensos compuestos, de abonos y productos fitosanitarios cada vez más
elaborados, etc, pero también y sobre todo ha aumentado la contratación
de servicios tales como la aplicación de abonos y de tratamientos
fitosanitarios, la inseminación artificial, la siembra y recolección
de cereales y granos, la utilización de maquinaria, la contabilidad y
gestión, etc.
En
la dirección corriente abajo se ha producido un fenómeno similar en
el sentido de que en lugar de proceder a la venta del producto después
de haber realizado alguna transformación, el agricultor ha tendido a
vender el producto sin transformar, puesto que la transformación es
realizada de una forma más eficiente por empresas especializadas; es
el caso por ejemplo de la uva y el vino, la aceituna y el aceite, la
leche y el queso o la mantequilla, etc. En este caso el agricultor ha
sustituido la operación de transformar por la operación de vender.
El
tema de la externalización en agricultura ha sido tratado en
algunos estudios pero en general de una forma secundaria o marginal.
Entre los estudios que tratan el tema de una forma específica podemos
destacar el trabajo de Fanfani y Pecci (1991) relativo a los servicios
mecánicos suministrados a las empresas agrícolas por empresas no agrícolas.
Este fenómeno recibe en Italia el nombre de contoterzismo y en
sentido amplio abarca según los autores todas las fases del ciclo
productivo. En lo que se refiere a España, se puede destacar el
trabajo de Arnalte (1989) relativo principalmente a la citricultura
valenciana; En los dos estudios citados no se hace referencia a la
teoría de los costes de transacción, concepto que permite ofrecer
una explicación más completa de estas situaciones.
Los
diferentes valores de los costes y precios determinarán la
alternativa más adecuada pero la situación varia en función de las
características analizadas por Williamson (1985), tales como
especificidad de los recursos, frecuencia de las transacciones, grado
de incertidumbre, asimetría de la información, oportunismo y otros
aspectos institucionales. Estas características evolucionan a lo
largo del tiempo por lo que también evolucionará la solución
adoptada, pero por otra parte las características indicadas afectarán
de formas diferentes a los distintos empresarios y a las distintas
regiones o segmentos, por lo que se pueden obtener soluciones
diferentes para cada uno de ellos.
Aunque
la tendencia que se ha producido en la agricultura es hacia la externalización,
también se producen abundantes procesos de internalización.
Es el caso por ejemplo de empresas olivareras o vitícolas que han
absorbido las fases de transformación en aceite de oliva y vino,
respectivamente. La estructura de precios y costes (de producción y
de transacción) puede determinar que los agricultores no sólo
mantengan sino que recuperen una mayor participación tanto en las
actividades corriente arriba como en las actividades corriente abajo.
Estas
actividades pueden ser realizadas de una forma individual pero en la
mayor parte de los casos su volumen de producción no les permite
obtener costes competitivos con las empresas especializadas que se
ocupan de estas actividades, por lo que una alternativa es la
constitución de cooperativas de comercialización y de medios de
producción, que serán tratadas en el próximo punto.
Cooperativas
de agricultores
Las
cooperativas de agricultores que mayor importancia han adquirido en la
mayor parte de los países desarrollados son las de comercialización
e industrialización de productos agrarios y las de suministro de
medios de producción. En ambos casos se trata en general de un
proceso por el cual los agricultores pasan a ocuparse de actividades
que eran realizadas por otras empresas. Se trata de un proceso de
integración vertical o de internalización, pero con la
particularidad de que se produce de una forma colectiva, por lo que
puede recibir el nombre de internalización colectiva o internalización
cooperativa.
Es
un proceso por el cual los agricultores recuperan actividades que en
épocas anteriores habían sido traspasadas a otras empresas; se trata
de una evolución que sin duda se puede explicar a través del
concepto de costes de transacción; de nuevo la comparación entre
costes de producción y costes de transacción en las dos alternativas
determinan la elección de una u otra. De nuevo podemos hacer
referencia a que los costes de transacción varían según
circunstancias o instituciones por lo que la implantación de
cooperativas y su funcionamiento tiene más éxito en algunas
regiones, en algunos productos y en algunas circunstancias y este éxito
varía a lo largo del tiempo en función de la evolución de las
instituciones.
Las
cooperativas de agricultores, por otra parte, pueden ser asimiladas a
una forma especial de redes de empresas, concepto que es objeto
de análisis por parte de economistas neoinstitucionalistas y otros
economistas modernos y también por sociólogos. A diferencia de otras
redes de empresas como la constituida por una empresa principal dadora
de órdenes (por ejemplo una fábrica de automóviles) y un conjunto
de empresas subcontratantes, en las cooperativas no existe una empresa
importante que toma las decisiones, sino que éstas se toman por
acuerdo de todas las empresas miembros de la cooperativa, por lo que
la confianza pasa a ser un elemento de capital importancia para su
funcionamiento.
La
agricultura contractual
Se
trata de un tema ampliamente estudiado por los economistas agrarios
desde hace tiempo y que se sigue tratando en numerosos textos o
trabajos de economía agraria y se refiere a la firma de contratos (o
a contratación verbal) entre agricultores e industrias
agroalimentarias para el suministro de productos agrícolas o
ganaderos, en los que se establecen determinadas especificaciones
relativas a la compra-venta (precio, situación del producto, forma de
pago, etc) pero también al proceso (calidad, fecha de recolección,
etc). Para referirse a este fenómeno frecuentemente se ha utilizado
el término cuasi-integración.
Los
estudios tradicionales justifican los contratos de una forma
descriptiva o lógica analizando sus ventajas e inconvenientes, sobre
todo en lo que se refiere a riesgo y a capacidad de negociación. El
agricultor se asegura la venta del producto y el industrial su
suministro, a un precio determinado (también son frecuentes los
contratos en los cuales el precio es función de las cotizaciones que
se produzcan en un determinado mercado o centro de contratación).
Dentro
de la agricultura contractual, un tema también muy estudiado es el de
la contratación colectiva, en la cual un grupo de agricultores
contratan conjuntamente con una industria o con un grupo de
industrias. La contratación colectiva a nivel del país o de las
regiones ha sido regulado en distintos países, pudiéndose citar como
ejemplos importantes los "marketing orders" de Estados
Unidos, iniciados en 1967 o los "acuerdos
interprofesionales" de Francia iniciados en los años sesenta.
Pero
a la luz de las nuevas teorías microeconómicas, la contratación
individual y colectiva puede considerarse como alternativa a la venta
en el mercado, en el sentido analizado por Williamson (1985),
dependiendo la decisión de los costes de transacción. También
representa una alternativa a las cooperativas de agricultores para la
comercialización. Como en análisis anteriores, interesa repetir que
la existencia de instituciones y normas de conducta variadas según
regiones, tipos de empresa, etc determinará que existan asimismo
soluciones varias, según los casos.
La
contratación entre agricultores y empresas industriales puede ser
analizada también dentro del concepto de redes de empresas. En
el caso de contratos colectivos con varias empresas industriales, la
red no está en principio dominada por ninguna unidad, pudiendo
existir una determinada relación de confianza que determine que el
conjunto de las empresas funcione de una forma similar a la de una
unidad. Cuando la contratación individual o colectiva se realiza con
una sola empresa industrial y varios o muchos agricultores, nos
encontramos con una situación análoga a la de una red basada en una
empresa principal y una serie de suministradores o subcontratantes.
Coordinación
vertical de la industria agroalimentaria
Una
alternativa a la contratación de la industria con los agricultores,
menos utilizada, es la relativa a una empresa industrial que en lugar
de adquirir las materias primas a los agricultores, procede a una
integración hacia arriba absorbiendo la fase de producción de aquéllas.
Perry (1989) hace referencia a la empresa United Fruit, que se hizo
dueña de plantaciones de banano en América Central así como de
barcos y de establecimientos mayoristas o el de la empresa Swift que
desarrolló una flota de transporte para distribuir la carne. En España
es el caso por ejemplo de las empresas vinícolas que, además de
producir vino, tienen plantaciones de viñedo que les suministra toda
la uva necesaria o una parte de la misma, comprando el resto en el
mercado.
Sin
embargo, este proceso de integración no parece que tenga mucha
importancia dominando el proceso opuesto de externalización, como ha
ocurrido en otros sectores industriales; históricamente se puede
indicar el caso antes citado de la United Fruit que en un determinado
momento pasó parte de la producción de banana a los llamados
agricultores independientes, constituyendo una red de empresas en la
que mantuvo el papel de emisora de órdenes.
Por
otra parte se han producido procesos importantes de externalización
relativos a servicios (vigilancia, limpieza, contratación de
personal, servicios de comedor, publicidad, transporte, contabilidad,
servicios informáticos, etc), debido en gran parte a la necesidad de
disponer de servicios cada vez más completos.
La
integración puede tener lugar entre distintas fases de un determinado
sector industrial. En los productos agroalimentarios es frecuente que
el proceso de producción industrial pase por distintas fases, pudiéndose
dar toda clase de formas de integración o de desintegración; cada
fase de producción puede estar a cargo de empresas especializadas o
por el contrario las empresas pueden dedicarse a todas las fases del
proceso productivo, pero también es frecuente que coexistan en un
mismo sector las dos formas antes indicadas, coexistencia que no es
explicada por la teoría neoclásica. Por otra parte la situación
puede evolucionar a lo largo del tiempo como consecuencia de la
evolución de las economías de escala y de alcance y de la evolución
de los costes de transacción.
Las
empresas industriales de productos acabados pueden integrar alguna o
algunas fases del proceso de distribución hacia el consumidor; es
evidente que hay algunos casos pero, como en la integración corriente
abajo con los agricultores, esta integración ha tenido poca
importancia. En algunos casos la empresa industrial establece una
serie de distribuidores con los cuales crea una organización similar
a una red de empresas, en la cual puede desempeñar un papel de
empresa dadora de órdenes, lo cual no es muy frecuente dado que las
empresas distribuidoras de productos alimentarios suelen estar
diversificadas por lo que reciben productos variados procedentes de
distintas empresas. Por otra parte el desarrollo de las grandes
cadenas de distribución, que se analiza en el punto siguiente, ha
determinado que este tipo de red haya perdido posibilidades.
Coordinación
vertical del comercio de distribución
Como
es sabido, el desarrollo de las grandes cadenas de distribución de
productos alimentarios en los países más avanzados ha producido un
cambio decisivo en el funcionamiento de todas las fases del sistema
agroalimentario, derivado principalmente del alto volumen de mercancías
manejado por aquéllas y de la aplicación de estrategias de
marketing, así como del amplio uso de métodos informáticos, que da
lugar a un fuerte aumento de su poder de negociación. La estructura
de las grandes cadenas sigue evolucionando en el sentido de que
aumenta la concentración del sector, por crecimiento interno de las
empresas, por fusión o por absorción de unas cadenas por otras.
Un
primer tema importante es que estas grandes cadenas han procedido en
general a una absorción de algunas fases corriente abajo. Las grandes
cadenas tienen sus propias centrales y plataformas de distribución en
donde centralizan la recepción de productos y desde donde los
distribuyen a los establecimientos de la cadena.
En
determinados momentos las cadenas de distribución han absorbido
asimismo algunas actividades típicas de las industrias
agroalimentarias, procediendo a la producción en instalaciones
propias. Sin embargo parece que la tendencia actual es hacia la compra
o contratación de productos de empresas agrícolas o industriales,
aunque se mantienen algunas instalaciones industriales propias.
Algunas cadenas, para algunos productos, siguen haciendo uso del
mercado, en el sentido de Coase y Williamson, e incluso compran
algunos productos (frutas y hortalizas) en los centros de contratación
tradicionales.
Pero
en la mayor parte de los casos se puede afirmar que domina el sistema
de contratos con los proveedores, en los cuales se establecen precios,
cantidades, períodos de entrega, etc. En unos casos adquieren
productos cuyo diseño es realizado totalmente por las industrias y
ello sobre todo en el caso de industrias fuertes con productos y
marcas establecidos en el mercado. Pero una tendencia general es la
participación cada vez mayor de la cadena en el diseño del producto
siendo cada vez más importante la comercialización con marcas
propias de la misma. Es decir que se ha producido una evolución hacia
una situación que se aproxima a la red de empresas con una
empresa principal, la cadena de distribución, que emite órdenes para
las empresas suministradoras, que en cierto modo pasan a ser empresas
subcontratantes (Green y Rocha dos Santos, 1992).
Un
caso especial de coordinación vertical: el sector de pollos
En
el sistema agroalimentario existe una gran variedad de coordinaciones
verticales entre las distintas fases, habiéndose hecho referencia a
algunas de ellas en los puntos anteriores.
Pero
desde hace algunos decenios en algunos sectores ganaderos y sobre todo
en el sector de pollos, se ha ido estableciendo una estructura muy
característica de coordinación vertical basada en contratos, pero no
en simples contratos de compra-venta a largo plazo de un simple
producto, sino que la coordinación incluye gran número de
actividades. Esta estructura incluye a la producción de pollos, a su
sacrificio y comercialización, pero también a la fabricación de
piensos, a material genético, etc. Esta integración o
cuasi-integración puede abarcar todas las actividades citadas pero en
algunos casos puede abarcar solamente algunas de ellas y además estas
estructuras pueden coexistir con sistemas de coordinación basados en
la compra-venta en el mercado.
Las
estructuras de este sector son similares en gran número de países
desarrollados, aunque existen algunas variantes, por lo cual nos
referiremos principalmente a España. En primer lugar hay que señalar
que hasta los años sesenta en España dominaba un sistema tradicional
de producción de carne de ave, basado en pequeñas explotaciones,
cuyos productos se comercializaban a través de acopiadores que en
algunas regiones recibían el nombre de "recoveros".
A
partir de finales de los años cincuenta se introducen en España
empresas especializadas de origen norteamericano que promueven una
producción de tipo "industrial", basado en la producción
de un pollo de poca edad ("broiler") procedente de una
selección genética que podemos calificar de revolucionaria (híbridos)
ya que la relación entre piensos y producción de carne disminuye
considerablemente respecto a la producción tradicional de carne avícola.
La
producción de pollos en general está en manos de pequeñas y
medianas empresas pero un porcentaje muy elevado de las mismas, próximo
al cien por cien, forma parte de grandes organizaciones de integración,
algunas veces llamadas polos de integración, controladas por grandes
empresas con capital estadounidense, combinado algunas veces con
capital español.
Estas
grandes empresas controlan el material genético, suministrando a los
agricultores los pollitos para engorde. Asimismo les suministran los
piensos producidos en fábricas propias y contratadas y les compran el
pollo terminado para sacrificio en sus mataderos; además les
suministran información técnica y les controlan el proceso de
producción, pudiendo incluso ofrecer préstamos a los agricultores
para la construcción de las instalaciones.
Así
pues se puede decir que la alternativa mercado casi ha desaparecido
aunque siguen existiendo algunos centros de contratación, pero sus
cotizaciones tienden a ser cada vez menos significativas. La
estructura que se comenta se basa en el amplio concepto de contratos
propuesto por Williamson pero se puede incluir en el concepto antes
analizado de red de empresas; una empresa grande o principal es la que
emite las órdenes a un conjunto de pequeñas empresas productoras que
pueden ser consideradas como "subcontratistas", igual que
las empresas que subcontratan con las empresas productoras de automóviles
y de otros productos industriales.
Neoinstitucionalismo
y desarrollo rural
La
nueva economía institucionalista también nos sirva para analizar el
tema del desarrollo rural, en el sentido en que antes definíamos este
concepto. Para el análisis del desarrollo rural consideramos que es
de gran importancia las aportaciones de Douglass
North, así como de otros autores que han profundizado en el
concepto de las instituciones, incluidos los antiguos
institucionalistas (Veblen, Commons, etc)
Según
North
(1990), las instituciones son las reglas del juego y están
constituidas por condicionamientos formales (reglas, leyes,
constituciones), por condicionamientos informales (normas de
comportamiento, convenciones, códigos de conducta) y por sus poderes
de coacción. Sin embargo no todos los miembros de una comunidad
reaccionan de la misma forma ante situaciones similares, es decir que
se mantiene la actuación individual. Podríamos decir que existe una
combinación de individualismo y de holismo.
Por
otra parte, según el mismo autor, las organizaciones y sus gerentes
son los jugadores. Las organizaciones están hechas de grupos de
individuos y reflejan las oportunidades de las instituciones Algunas
instituciones influyen a su vez sobre los costes de transacción y
determinan que las decisiones varíen según regiones y países y según
la época
En
el planteamiento neoinstitucional de North
(1990) puede realizarse un análisis de la economía y su evolución,
estudiando directamente la influencia de las instituciones sobre el
comportamiento humano sin pasar necesariamente a través de los costes
de transacción o teniendo en cuenta además a estos últimos. Su
planteamiento de la economía neoinstitucional está construida por
una combinación de la teoría del comportamiento humano con una teoría
de los costes de transacción (1990).
Las
instituciones desempeñan un papel clave en el desarrollo económico,
pero el hecho de que una institución sea buena para el desarrollo
económico no quiere decir que ésta se establezca, es decir que la
evolución puede ir hacia instituciones nocivas; la historia abunda en
casos en los cuales una civilización desaparece y ello es sin duda
debido a que las instituciones existentes eran contrarias a su
mantenimiento o a su evolución. Es decir que unas estructuras
institucionales pueden producir efectos positivos y otras estructuras
efectos negativos para el desarrollo económico; en muchas situaciones
las instituciones han tendido a mantener las prácticas existentes y a
oponerse a cambios. Estas afirmaciones pueden ser aplicadas plenamente
al desarrollo rural
En
el desarrollo rural es importante el concepto de territorio
desarrollado por economistas y por expertos de otras ciencias sociales
(sociólogos, geógrafos, etc). En el párrafo siguiente se procede a
hacer algunas consideraciones sobre el concepto
socioeconómico
del territorio. A continuación se hacen algunas consideraciones de
importancia para el desarrollo rural tales como los distritos
agroindustriales o como los productos típicos o tradicionales
El
concepto de territorio
El
tema del espacio en economía ha sido tratado sobre todo por una rama
de la teoría económica conocida por el nombre de "teoría de la
localización", cuyo antecedente más remoto es la obra del alemán
Von Thünen publicada en 1826, sobre la distribución de cultivos
alrededor de una ciudad aislada, siendo de destacar las aportaciones
de otros autores como Weber, Lösch, Palander, Christaller, etc. Además
de estas aportaciones que podemos definir como clásicas hay que hacer
referencia a otras aportaciones de otros autores más modernos,
posteriores a los años 40 o 50, pudiéndose citar entre otros a
Isard, Hoover, Takayama, Judge, Alonso (W.) etc., una gran parte de
los cuales aplican métodos de programación matemática..
En
estos estudios un elemento importante es el de los costes de
transporte que, junto a los costes de producción, son determinantes
para la localización de la actividad económica.
Son
por otra parte abundantes las aplicaciones de la teoría de la
localización a la agricultura y a las industrias agrarias Se trata de
estudios basados en espacios continuos o espacios discretos (con
localización en un número limitado de puntos geográficos) siendo
también, para estos últimos casos, ampliamente aplicada la
programación matemática. Los distintos estudios se aplican tanto a
problemas de tipo normativo como a problemas de tipo descriptivo o
positivo.
Pero
el espacio considerado por la mayor parte de los autores de la teoría
de la localización es un concepto de carácter eminentemente físico,
de manera que la distancia determina la cuantía de los costes de
transporte y estos determinan la localización óptima de cultivos e
instalaciones de transformación, sin perjuicio de que en muchos casos
se considere además la existencia de economías externas. Se trata de
un planteamiento que al introducir los costes de transporte mejora
notablemente la explicación de fenómenos de localización y de
equilibrio espacial pero que en gran número de casos presenta
importantes limitaciones para dicha explicación, limitaciones que
coinciden con las que presenta el paradigma neoclásico, dentro del
cual se encuentra esta teoría.
Desde
hace tiempo es cada vez más utilizado el término territorio
que difiere sensiblemente del término más tradicional de espacio.
El concepto de territorio es un concepto complejo cuyo significado
presenta matices diferentes según los distintos autores y según las
distintas corrientes económicas más o menos ortodoxas o heterodoxas
existentes en la actualidad. El territorio incluye no solamente
aspectos físicos sino también aspectos humanos y organizacionales y
relaciones fuera mercado.
De
entre las teorías que ofrecen aportaciones interesantes para el nuevo
concepto de territorio destaca la de los institucionalistas americanos
de los años 20-40. Son igualmente interesantes las aportaciones de la
nueva teoría institucional. Especialmente interesantes son las
aportaciones de la teoría de las convenciones.
Rallet
y Torre (1995, pag 28), basándose en las teorías citadas, se
expresan de la siguiente forma en relación con el territorio:
"El
territorio está identificado a un conjunto de reglas, más o menos
institucionalizadas, más o menos codificadas, basadas en
representaciones colectivas y que inscriben a individuos y
organizaciones en un cuadro de acción común. La noción de
territorio recibe así un contenido; no es tanto un sistema productivo
como un conjunto de instituciones o de convenciones generando
relaciones económicas particulares entre las organizaciones o los
individuos que forman parte de él. El desarrollo de formas
institucionales es así la condición de la existencia o del
reforzamiento de un tejido económico local. Las instituciones o
convenciones constituyen en particular el cuadro favorable al
desarrollo de procesos cognoscitivos entre los agentes. Ellos
favorecen el aprendizaje organizacional que implican los distintos
tipos de interacciones sobre los cuales reposan los procesos de
innovación"
El
concepto de territorio ha sido ampliamente tratado por los economistas
agrarios en los últimos años, destacando sobre todo los economistas
agrarios franceses, que relacionan el concepto principalmente con la
calidad de los productos y con los productos típicos. Estos últimos,
junto a otros científicos (geógrafos, biólogos, tecnólogos, antropólogos,
etc) utilizan, además, el término terroir , que según Berard
y Marchenay (1996) sus primeros testimonios se remontan al siglo XIII
y "es en principio sinónimo de espacio de tierra, de territorio,
término del cual sería una alteración", pero que en la
actualidad tiene una pluralidad de significados pudiendo incorporar la
dimensión humana, la dimensión temporal y sus relaciones con el
lugar.
Distritos
agroindustriales
Como
es sabido, el tema de los distritos industriales fue enunciado por
primera vez por Alfred Marshall al introducir el concepto de economías
externas.
El
tema no había sido ulteriormente tratado hasta que economistas y sociólogos
italianos y anglosajones lo replantean de nuevo a partir de finales de
los años setenta pero sobre todo en los años ochenta a raiz de la
observación de un fenómeno que se producía en Italia en las
regiones del Centro y Nordeste del país en donde en los años setenta
existía una serie de núcleos urbanos de tamaño medio de población,
en los que se habían desarrollado pequeñas y medianas empresas
manufactureras especializadas en una actividad determinada que competían
a nivel internacional, aunque en general se trataba de productos
distintos a los que producían las grandes empresas transnacionales.
Este
fenómeno ha recibido el nombre, introducido por Bagnasco (1977), de
la Terza Italia, en referencia a la aparición en los años
ochenta de un tercer sistema de producción basado en pequeñas y
medianas empresas, localizado en las regiones del centro y del noreste
del país
Uno
de los autores que han tratado el tema de una forma más extensa es
Giacomo Becattini, profesor de la Universidad de Florencia, que define
al distrito industrial como "una entidad socio-territorial
caracterizada por la presencia activa de una comunidad de personas y
de una población de empresas en un espacio geográfico e histórico
dado" (Becattini, 1992)
Siguiendo
a Becattini y a otros autores, podemos indicar que los principales
rasgos del distrito industrial son los siguientes:
-
existe
una actividad económica dominante
-
existen
empresas auxiliares para el suministro de inputs y para prestación
de servicios varios
-
dominan
las pequeñas y medianas empresas
-
las
empresas están especializadas en una fase, aunque también existe
integración vertical
-
existen
importantes relaciones entre empresas, de tipo vertical, de tipo
horizontal o de tipo transversal
-
es
frecuente la externalización de actividades y servicios
-
existe
en las empresa y en las personas un sentimiento de
"identificación" o de consciencia de formar parte del
distrito y de la comunidad que lo constituye. Se trata de un
concepto similar al de "atmósfera industrial", término
utilizado por Marshall.
-
hay
una cierta variedad de situaciones profesionales: trabajo
asalariado (a tiempo total o parcial), trabajo a domicilio,
trabajadores independientes, jefes de empresa, etc. y movilidad de
trabajadores entre situaciones. #9;
-
existe
competencia entre las empresas pero también solidaridad
-
existe
interés hacia la adopción de innovaciones e incluso hay un
progreso técnico de origen endógeno.
Las
características antes indicadas determinan la existencia de economías
externas a las empresas pero internas al distrito que favorecen la
competitividad de las mismas.
El
distrito industrial se presenta como alternativa al sistema basado en
una gran empresa capitalista. En este sistema, en lugar de existir una
gran empresa constituida en secciones o departamentos y una serie de
empresas subcontratantes de aquélla, sólo existen pequeñas empresas
relacionadas entre sí por vínculos, mercantiles y no mercantiles,
sin que domine ninguna de ellas.
El
concepto de distrito industrial ha sido tratado por un cierto número
de economistas agrarios italianos sobre todo en los años 90 (Cecchi,
Mora e Mori, Fanfani y Montresor, Fanfani; Iacoponi, y otros) que han
introducido el término de "distrito agroindustrial",
aplicado a la industria agroalimentaria y que en general se considera
que debe estar constituido por empresas agrícolas, empresas de
transformación y empresas de suministro de inputs localizadas en un
determinado territorio, concepto que está en concordancia con las
nuevas tendencias que consideran que el sector agrario está integrado
en el llamado sistema agroalimentario.
Los
casos más analizados en Italia son el del queso Parmigiano-Reggiano
que comprende las provincias de Parma, Reggio-Emilia, Modena y parte
de las de Bologna y Mantua, el de la producción de embutidos y jamón
en la provincia de Modena, relacionado con el anterior a través del
consumo del suero de la leche por parte del ganado porcino, el del jamón
de Parma, el de la producción avícola de Forlí, el del vino de
Chianti.
El
tema de los distritos industriales y de los distritos agroindustriales
ha sido poco estudiado en España. En un trabajo anterior (Caldentey y
Gómez, 1996), tratábamos los distritos agroindustriales al analizar
la relación producto-territorio en el caso de productos típicos, con
especial referencia a Andalucía y citábamos como localidad que se
podía considerar que cumplía todos los requisitos para ser
considerada como un verdadero distrito agroindustrial a Jerez de la
Frontera, con producción de vinos generosos y brandys, aunque se ha
producido el traspaso de muchas empresas antes familiares al control
de empresas multinacionales lo cual constituye un peligro que ha sido
enunciado por varios autores. También se citaba como casos claros a
Estepa y Alcaudete con dulces de Navidad, casos que han sido
estudiados por Ruiz Avilés (1996), como aplicación del concepto de
desarrollo local, tratándose de una situación en la cual la producción
industrial tiene poca relación con la producción agrícola local.
Un
caso especial de distrito agroindustrial
Un
caso especial de distrito agroindustrial estudiado por el autor de la
presente ponencia es el del Poniente Almeriense (Caldentey, 2002 )
La
provincia de Almería ha pasado a ser la primera provincia productora
de hortalizas de España con unas 40.000 hectáreas en el año 1996,
de las cuales unas 25.000 son cultivadas en invernadero.
Es
evidente que la zona tiene una serie de características de
temperatura que la hacen adecuada para la producción de hortalizas de
fuera de estación y que le conceden "ventajas
comparativas". Sin embargo existen limitaciones importantes como
la poca precipitación que da lugar a una escasez de agua y la mala
calidad de la misma, así como la mala calidad del suelo. Pero las
ventajas comparativas no son suficientes para explicar el rápido
desarrollo económico de la producción en esta zona.
Nuestra
tesis es que se han producido una serie de circunstancias por las
cuales la zona del Poniente almeriense ha funcionado como un distrito
industrial o agro-comercial, de forma análoga a lo ocurrido en los
distritos industriales de la terza Italia. En efecto en el
Poniente almeriense se dan gran parte de las circunstancias que se han
analizado anteriormente al describir los distritos industriales.
El
desarrollo ha sido espontáneo y progresivo, creándose poco a poco
economías externas (externas a las empresas pero internas a la zona)
que han ido apoyando la producción y comercialización de las
hortalizas, superándose las limitaciones relativas a suelo y agua,
por acción del dinamismo de las personas y empresas, creándose poco
a poco la atmósfera industrial de la que hablaba Alfred
Marshall.
Las
figuras fundamentales de la expansión hortofrutícola han sido las
siguientes: Por una parte un número creciente de pequeños
agricultores de tipo familiar productores de hortalizas, con
superficies que en general no alcanzan las dos hectáreas, existiendo
además algunas explotaciones mayores que utilizan mano de obra
asalariada, concentrados en un territorio relativamente pequeño.
Por
otra parte las alhóndigas, locales de propiedad privada
creados hace bastantes años, adonde acudían los agricultores con sus
productos y en donde se procede a la venta por subasta a la baja. Las
alhóndigas fueron desarrollándose de una forma paralela al aumento
de la producción. Las alhóndigas siguen existiendo en la actualidad
pero en un cierto momento se produjo una concentración de ellas de
manera que su número ha disminuido estimándose actualmente en unas
25; al mismo tiempo han modernizado sus instalaciones. A través de
ellas se comercializa alrededor del 50 por cien de la producción.
Un
fenómeno relativamente reciente es la creación, por parte de los dueños
de las alhóndigas, de almacenes de exportación suministrándose a
partir de los productos de su propia subasta.
A
partir de un cierto momento el agricultor pasa a tener un participación
más activa en la comercialización con la creación de Cooperativas y
Sociedades Agrarias de Transformación (SAT), que tienen sus propias
instalaciones de manipulación y destinan sus productos principalmente
a la exportación: tras momentos de retroceso como consecuencia de
algunos fracasos, actualmente se han consolidado y han llegado a
representar un 45 por cien de la exportación.
Por
otra parte existen sociedades anónimas que exportan su propia
producción y la de una serie de agricultores (proveedores), con los
que mantienen unas relaciones de continuidad. También existen
delegaciones de empresas de centros de destino o corredores y pequeños
comerciamtes que compran productos para las grandes empresas de
centros de consumo.
Es
decir que existe una especialización de las distintas fases de la
producción-comercialización: producción de hortalizas, subastas,
manipulación de productos, exportación y expedición, con
importantes relaciones mercantiles y no mercantiles de carácter
vertical a través de las cuales se transmite la información, pero
siendo muy importantes los casos de integración vertical
(cooperativas y SAT de agricultores para la exportación, alhóndigas
con almacenes de exportación, etc)
La
expansión de las empresas de producción y comercialización de
hortalizas ha ido acompañada por la creación de empresas auxiliares
que suministran inputs y servicios varios y cuya función es decisiva
para el funcionamiento de la actividad principal. Es el caso de
entidades bancarias y de seguros, empresas de transporte, empresas de
envases, de fabricación de plásticos, de suministro de semillas,
fertilizantes, pesticidas, de refrigeración, de hidraúlica etc.
El
tema de las innovaciones técnicas y organizacionales es considerado
de gran importancia en los distritos industriales. En el caso de la
producción hortícola de Almería se pueden referir bastantes
elementos relacionados con este tema. Uno de los más característicos
es el del sistema del "enarenado", tecnología popular de
utilización tradicional consistente en cubrir la tierra con una capa
de estiércol y una capa de arena, con lo cual se disminuye la
evaporación y se ahorra agua de riego, se consigue adelantar la
maduración por el efecto de aumento de la temperatura, se eliminan
las malas hierbas e incluso se consigue eliminar el efecto de la
salinidad de las aguas. Otra innovación importante es la relativa al
cultivo bajo plástico que empezó a introducirse a finales de los años
sesenta,.
Aparte
de estas dos innovaciones que podríamos definir como endógenas, la
zona adopta rápidamente las otras "innovaciones de
proceso", sean de conocimiento general, sean promovidas por las
empresas suministradoras de inputs: es el caso de riego por goteo,
fertirrigación, lucha contra plagas, maquinaria de manipulación,
etc.
Aparte
de las innovaciones de proceso y de producto, son de gran importancia
las innovaciones de tipo organizativo y en este sentido hay que
destacar como innovación propia de la zona el sistema de alhóndigas
antes descrito, con evolución a lo largo del tiempo (concentración,
adopción de los "relojes" de tipo holandés, etc). Dentro
de las innovaciones de tipo organizativo hay que incluir la creación
de las cooperativas y SAT, que aparte de establecer modernas
instalaciones de manipulación han establecido técnicas de gestión
con servicios comerciales y de comunicación, servicios de
asesoramiento a sus socios y colaboradores, sistemas de planificación
de la producción, contratación de técnicos, etc.
Consideramos
que el concepto de distrito industrial o de distrito agro-comercial,
aplicados al Poniente almeriense, permite una comprensión de la
evolución producida en los últimos años en la producción-comercialización
de hortalizas o por lo menos una mejor comprensión que la que permite
la simple consideración de los principios básicos del paradigma
neoclásico.
Productos
típicos
En
muchos programas de desarrollo rural es frecuente incluir entre sus
acciones la potenciación de productos típicos o tradicionales,
términos que frecuentemente son denominados productos locales,
aunque existen ligeras diferencias semánticas. Es evidente que la
promoción de estos productos puede constituir una actividad que
colabore al desarrollo de estas comarcas. En muchas de ellas existen
productos típicos que son conocidos exclusivamente a nivel local o
como máximo a nivel de las localidades próximas; otras veces estos
productos tienen una comercialización más o menos desarrollada que
hace que sean conocidos en ámbitos más amplios; en otros casos los
productos típicos han sido sustituidos por otros productos similares
de grandes empresas (Caldentey y Gómez, 2000)
La
existencia de un segmento creciente del mercado que demanda productos
con características especiales permite que sea interesante la promoción
de productos locales que dispongan de estas características. Se
supone que estos productos proceden de agricultores y elaboradores de
tipo pequeño o mediano, por lo que es necesario que esta promoción
se realice de una forma colectiva por los productores interesados con
el apoyo de instituciones interesadas en el desarrollo local.
Si
el producto tiene unas características diferenciales, se trata de
obtener unos precios más elevados que los que rigen en el mercado
para productos similares, consiguiendo lo que podemos llamar 'renta de
especifidad'. La producción y venta de estos productos puede
plantearse como complemento del turismo rural, otra de las acciones básicas
del desarrollo rural, pero es posible que esta acción no sea
suficiente para obtener unos resultados satisfactorios y sea
conveniente que los productos sean comercializados hacia otras
regiones y centros de consumo. Para ello habrá que tener en cuenta
que vivimos en un mundo en donde la acción simple de producir no es
suficiente si no la acompañamos de una acción más o menos intensa
de marketing, incluyendo un serio estudio de mercado previo a
cualquier proyecto. Incluso podemos alterar los términos en el
sentido de que lo importante es el marketing y que la producción
viene después. Si bien es cierto que la movilización de grupos de
población en alguna acción local es ya en sí misma un objetivo de
desarrollo, es claro que a medio plazo cualquier proyecto estará
abocado al fracaso sin una buena planificación comercial que empiece
por una prospección del mercado.
Se
trata de establecer estrategias de distribución, promoción,
publicidad, nombres comerciales, logística, presentación de
productos, etc. adecuadas a cada caso concreto. Y de decidir si se
ofrece exclusivamente el producto con sus sistemas tradicionales de
producción y elaboración o si se introducen innovaciones que no
representen un cambio radical en el producto o incluso nuevos
productos más o menos relacionados con el producto tradicional o con
la materia prima.
Como
indicábamos antes se trata de una actuación de tipo colectivo en la
que se deberán establecer los órganos e instituciones para su gestión.
En algunos casos puede interesar la obtención de una denominación u
otro signo de calidad pero no hay que obsesionarse con la idea porque
en otros casos puede que no sea necesario.
El
tema de la promoción de productos típicos y de denominaciones de
origen en determinadas comarcas agrarias ha sido tratado por varios
autores, sobre todo en comunicaciones de la International Society of
New Institutuional Economics (ISNIE), considerándolo como un caso
especial de governance
En
algunos casos las denominaciones de origen o los productos típicos
representan la base de un distrito industrial.
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