Diciebre de 2003 - Año No. 2 - Edición No. 8

NEOINSTITUCIONALISMO Y ECONOMÍA AGROALIMENTARIA

 

 

Pedro Caldentey Albert
Universidad de Córdoba. Departamento de Economía Agraria. España

 

RESUMEN

La economía agraria se inicia como disciplina independiente a mediados del siglo XIX, pero a principios del siglo XX se aproxima a la teoría económica, de la que pasa a ser una rama sectorial; se abandonan las aportaciones tradicionales y se aplica el paradigma neoclásico.

A partir de los años setenta es cada vez mayor el número de economistas agrarios que consideran que el paradigma neoclásico presente grandes limitaciones para explicar la realidad agraria así como la de los nuevos ámbitos de interés de los economistas agrarios: el sistema agroalimentario y el desarrollo rural.

Por ello es cada vez mayor el número de economistas agrarios que, en sustitución o como complemento del paradigma neoclásico aplican las nuevas teorías institucionalistas, aunque en España todavía están poco desarrolladas. Por otra parte se está comprobando que los antiguos economistas agrarios tenían algunos planteamientos próximos al institucionalismo

PALABRAS CLAVE:
Neoinstitucionalismo, Economía agraria, Sistema agroalimentario, Desarrollo rural

 

La economía agraria tradicional

El profesor Vergara (1935) considera que la economía agraria como doctrina científica independiente nace en la primera mitad o a mediados del siglo XIX y se refiere al "estudio de la ordenación de la empresa agrícola, de la dirección y organización de la labranza, orientado hacia la investigación de los medios productivos empleados en la explotación agrícola y su combinación, al objeto de conseguir el mejor resultado". Se trata de un planteamiento dirigido exclusivamente a la empresa agraria, es decir sin considerar aspectos más amplios como los de política agraria, mercados, estructura agraria, etc.

Se puede interpretar que la economía agraria es una parte de la agronomía, pudiendo considerarse como el cálculo último que sirve para determinar la rentabilidad de las distintas actividades agrarias.

En una fase posterior, principios del siglo XX, la economia agraria pasa a ser una rama de aplicación de la ciencia económica., aceptándose sus conceptos y aplicándose a la agricultura.

En Italia, Valenti y Bordiga son los iniciadores de la nueva tendencia, siguiéndoles Serpieri, Dragoni y Tassinari, Milhau en Francia, Brinkman y Aeroboe en Alemania, Laur en Suiza , Elmirhst en Inglaterra, H.C. Taylor en Estados Unidos.

En España, la economía agraria ha tenido menos desarrollo que en otros países europeos. Sin embargo conviene comentar un libro poco conocido publicado entre los años 1851 y 1855, titulado "Diccionario de agricultura práctica y economía rural", dirigido por Agustín Esteban Collantes y Agustín Alfaro,. Los responsables de la economía rural son Augusto de Burgos y José Hidalgo Tablada, que figuran como redactores.

En el diccionario figuran varios términos relativos a economía agraria. En algunos de ellos se da simplemente el significado, pero en otros se ofrece un texto amplio. Entre los términos con textos amplios podemos destacar los siguientes: administración rural, bancos agrícolas, economía rural y economía política, granja y granja escuela, industria, trabajo y trabajador.

La economía agraria y el paradigma neoclásico

En el año 1952, el profesor Earl O. Heady, de la Universidad de Iowa, publica la primera edición de un libro que será decisivo para la historia de la economía agraria: "Economics of agricultural production and resourse use".

Se puede decir que es el texto de economía agraria en el cual se aplica de una forma más completa los principios de la teoría económica ortodoxa (paradigma neoclásico) a la agricultura.

Se trata de un texto muy completo ya que a lo largo del mismo se trata gran cantidad de problemas de la agricultura, de forma que constituye un libro de consulta de gran utilidad para iniciar temas de estudio o para profundizar en ellos, siempre desde la perspectiva neoclásica.

Evidentemente no se trata de un libro aislado sino que es el resultado de los nuevos planteamientos de la economía agraria en Estados Unidos. En el libro se recogen resultados obtenidos en el gran número de estudios llevados a cabo por el autor y sus colaboradores. Pero en todo caso el libro, ampliamente difundido en las universidades de Estados Unidos y de otros países, pasa a ser una referencia básica para los estudios de economía agraria.

En economía agraria se produce lo que ocurre en la ciencia económica es decir que la ortodoxia pasa a dominar la profesión, dominio que se mantiene actualmente.

Se puede decir que esto ocurre en la mayor parte de los países, incluida España. En nuestro país, después de la Guerra Civil, la economía agraria se ha impartido como asignatura a nivel universitario sobre todo en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid en donde existía una cátedra de Economía Agraria con dos asignaturas, una de economía general y otra de economía agraria.

En un período posterior, en las escuelas de Ingenieros Agrónomos se establece la especialidad de economía agraria, pudiéndose destacar que el paradigma neoclásico sigue constituyendo la base o aumenta en importancia como base de la enseñanza. El paradigma neoclásico también es la base de la enseñanza en las asignaturas de economía agraria que empiezan a impartirse en las facultades de Ciencias Económicas.

Esta nueva situación de la economía agraria hace que algunos autores franceses en un debate recogido en una revista francesa (Varios autores, 1993c) pongan en duda la legitimidad científica de la misma, ya que ha pasado a ser exclusivamente una especialidad sectorial de la economía que ha hecho aportaciones de alguna importancia en econometría, en otros aspectos metodológicos y en economía del desarrollo. Un autor habla de la "economía antiguamente llamada rural". Otros autores por el contrario no son tan pesimistas y consideran que tiene posibilidades si se procede a una reorientación de sus temas y de sus métodos.

Economía agraria y economía agroalimentaria

Desde hace años el campo de estudio de los economistas agrarios experimenta una ampliación en varios sentidos: por una parte se considera que los problemas económicos de la agricultura no pueden aislarse de los problemas de la transformación y de la distribución de sus productos.

En el año 1957, dos economistas de la Universidad de Harvard. Davis y Goldberg, introducen el término "agribusiness", para indicar el complejo constituido por la "suma total de las operaciones relacionadas con la producción y distribución de medios de producción para la agricultura, las operaciones de producción en la explotación agraria y el almacenamiento, procesado y distribución de productos agrícolas". Según los indicados autores "el agribusiness recoge esencialmente las funciones que denotaban el término agricultura hace 150 años".

El "agribusiness", término sustituido posteriormente por food system o sistema agroalimentario está compuesto por tres subsistemas o subsectores funcionales

a) subsector "corriente arriba" (d'amont) de la agricultura (suministro de medios de producción a la agricultura)

b) Agricultura

c)Subsector "corriente abajo" (d'aval) de la agricultura (Industria y comercio agroalimentario)

El concepto es aceptado de una forma progresiva, sobre todo en los países desarrollados, siendo de destacar las aportaciones de la que podemos llamar "escuela francesa". Malassis (1973), establece la siguiente descomposición:

a) subsector de la producción agraria

b) subsector de la transformación (industrias agroalimentarias, I.A.A.)

c) subsector de la distribución

d) subsector auxiliar, suministrador de bienes intermedios y de equipos a los subsectores anteriores

Este último subsector sustituye al subsector de suministro de medios de producción a la agricultura ampliándose a los sectores que suministran medios de producción a la industria y al comercio agroalimentario. Este sector se corresponde en realidad con el resto de la economía. Se trata de un planteamiento más completo y más moderno del sistema agroalimentario en el cual la agricultura deja de ser un elemento central, pasa a ser uno de los sectores que constituyen el sistema pero además va perdiendo importancia relativa

Economía agraria y economía rural

Otra ampliación del campo de estudio de los economistas agrarios es de tipo horizontal, mientras que la ampliación anterior puede ser definida como vertical. Los economistas agrarios, además de interesarse por los problemas de la agricultura, pasan a interesarse también de otros problemas del mundo rural, del cual forma parte aquélla.

El término rural es utilizado según distintas acepciones. El Diccionario de la Lengua Española lo define como lo "perteneciente o relativo al campo y a las labores de él", es decir que hace equivaler "rural" a "agrario". Lo rural sería lo contrario a "urbano" que es definido por el citado diccionario como "perteneciente a la ciudad"

La situación del mundo rural ha evolucionado notablemente en los últimos años, sobre todo en determinados países desarrollados o regiones de países desarrollados, pudiéndose destacar a título indicativo los siguientes cambios (Ceña, 1992)

-la agricultura tradicional ha sido sustituida en gran parte por una agricultura moderna, en la que se adoptan importantes innovaciones

-en gran número de comarcas rurales, se produce un importante éxodo hacia las ciudades

-la agricultura deja de ser la única actividad económica, aunque en muchos caso sigue teniendo una importancia decisiva como fuente de rentas

-es frecuente la dedicación parcial a la agricultura, viviendo algunos empresarios fuera de la comarca

-no hay una separación precisa entre rural y urbano, pudiéndose hablar de la existencia de un "continuum", entre ambos extremos

-en el mundo rural se establecen actividades de turismo y de ocio para los habitantes de las zonas urbanas; incluso se establecen segundas viviendas o residencias

-más recientemente se le asigna a la agricultura una función de sostenibilidad de los recursos (agricultura sostenible)

Nuevas teorías económicas

El autor de la presente ponencia cursó los estudios de Ingeniero Agrónomo en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid; las enseñanzas impartidas por los profesores Vergara y Camilleri promovieron mi interés por la economía agraria y pasé a profundizar en esta disciplina siguiendo estudios de especialización en la Universidad de Nápoles en un centro de economía agraria (Centro di Specializzazione e Ricerche Economico-Agrarie per il Mezzogiorno) creado por el profesor Manlio Rossi-Doria en 1959, con el apoyo de la Universidad de California. En dicho centro se había adoptado la teoría neoclásica con una renuncia casi completa de la escuela de economía agraria italiana.

El paradigma neoclásico fue la base de mi labor docente en comercialización agraria en las Escuelas Técnicas Superiores de Ingenieros Agrónomos de Madrid y de Córdoba y de mis actividades de investigación durante muchos años

Pero a lo largo de mi actividad fui siendo cada vez más consciente de las limitaciones de la economía neoclásica para explicar la realidad agraria por lo que en muchos casos no había más remedio que hacer caso omiso del paradigma y apelar a la experiencia y al sentido común (Caldentey, 1972)

En una estancia en el INRA de Montpellier en el año 1994, en contacto con algunos economistas agrarios, tuve ocasión de profundizar en las nuevas teorías conocidas con el término general de neoinstitucionalismo o de nueva economía institucional. Una estancia en el INRA de París en el año 1996 me permitió seguir profundizando en el tema, con contactos con otros economistas agrarios (Caldentey, 1998)

Estas nuevas teorías permiten desde mi punto de vista explicar mejor la realidad agraria y agroalimentaria que la teoría económica neoclásica con sus planteamientos de carácter fundamentalmente estático y deductivo y que, cuando la realidad no se adapta a ellos, habla de fallos del mercado es decir de fallos de la realidad. Estas teorías están siendo ampliamente utilizadas por economistas agrarios de distintos países entre ellos los franceses e italianos.

Es de destacar por otra parte que estas nuevas teorías han hecho reconsiderar y tener de nuevo en cuenta algunas aportaciones de los autores de la economía agraria tradicional y su relación con el moderno neoinstitucionalismo. A continuación hacemos algunas referencia a dos economistas agrarios italianos tradicionales

Serpieri (1946), al tratar de la elección de la combinación productiva por parte del empresario agrícola considera que influyen sobre ella factores objetivos como el territorio, el mercado, las posibilidades técnicas y los vínculos jurídicos y morales pero también "factores subjetivos de elección, consistentes en los distintos móviles e intereses que guían la conducta del empresario". Existen móviles extramercantiles que hacen que el empresario renuncie a una posible mayor renta monetaria, para satisfacer otros deseos o sentimientos. Entre las fuerzas extramercantiles, que según Serpieri prevalecen en las empresas familiares, se puede citar también la fuerza de la costumbre y la tendencia a ordenaciones aplicadas tradicionalmente en el pasado.

Destaca asimismo la importancia de las relaciones entre empresa, mano de obra y propiedad de la tierra, la diferente problemática de grandes y pequeñas empresas con propietarios capitalistas o campesinos y la importancia de la empresa con sistemas de arrendamiento y de aparcería.

Un planteamiento próximo al neoinstitucionalismo actual lo encontramos también en el profesor Bandini (1964) del cual destacamos los siguientes párrafos:

"Las acciones económicas de los agricultores no se desenvuelven en el vacío, sino en un ámbito histórico que viene caracterizado por determinadas instituciones humanas que no podemos de ninguna manera ignorar... necesidad de considerar en forma adecuada los fenómenos e instituciones de naturaleza jurídica, política, sociológica, en cuanto éstos constituyen las condiciones básicas sobre las cuales el agricultor construye la realidad económica"

En otro punto hace referencia a "particulares aspectos de la realidad agraria que no se nos muestran fácilmente encuadrables en los esquemas económicos generales" y que se explican de una forma que Bandini llama "pseudo-lógica" que "no quiere decir falsa, arbitraria o ílógica". "No se trata de errores, sino de explicaciones provisionales e imperfectas, utilizadas racionalmente en vista de que el análisis económico por aproximaciones sucesivas no nos permite explicar aquellos aspectos particulares de la realidad".

Cuando trata del empresario agrario abandona la consideración neoclásica del homo economicus y considera la variabilidad en los tipos de empresario agrario: "Los empresarios agrarios pueden ser tan diferentes entre sí como pueden serlo cuantas figuras económicas se relacionan con ellos"; a continuación hace referencia a las diferencias derivadas de su capacidad personal, de su posición social, de su edad y de su unión con la familia, de los distintos tipos humanos y de las regiones o zonas del mundo a que pertenecen, diferencias que sin duda influyen en los objetivos y en el comportamiento.

Neoinstitucionalismo y sistema agroalimentario

Dentro de la nueva economía institucional, la teoría de los costes de transacción es, según nuestra opinión, la que mejor nos permite explicar el funcionamiento del sistema agroalimentario, sobre todo en lo que respecta a la coordinación vertical, es decir de la coordinación entre las distintas fases por las que pasan los productos agroalimentarios desde la agricultura hasta el consumo final y teniendo en cuenta de una forma especial las aportaciones de Williamson (1985), con sus alternativas de mercado, empresa o jerarquía y formas híbridas

En la agricultura y en el sistema agroalimentario el mercado como sistema de coordinación económica sigue siendo más importante que en otros sectores económicos; es muy frecuente que el comprador proceda a comprar el producto que es ofrecido por los vendedores en sus establecimientos y, en determinados países o regiones o en determinadas fases, siguen existiendo los centros de contratación tradicionales (mercados o lonjas). Estas dos formas de compra-venta entran en la alternativa mercado, que era la forma aceptada como única por la teoría económica neoclásica.

De gran interés en el sistema agroalimentario es también la alternativa jerarquía o empresa; es de gran interés el análisis de la integración vertical, es decir cuando se produce una absorción por parte de las empresas de las actividades corriente arriba o corriente abajo. La acción contraria sería la externalización o terciarización. Los aspectos de integración lateral o transversal relativos a la absorción de otras actividades o servicios distintos de la materia prima o del producto principal serán tenidos menos en cuenta aunque también se hace referencia a ellos en alguna ocasión.

 

Por último también es importante la tercera alternativa, sobre todo en lo que se refiere a contratos o acuerdos verticales, situaciones en las cuales no se produce una absorción sino que se produce un acuerdo o contrato entre empresas de distintas fases del sistema agroalimentario para el suministro de productos.

A continuación se comentan algunos sistemas de coordinación en el sistema agroalimentario

 

Centros de contratación

Los "mercados", lonjas o centros de contratación constituyen un sistema de coordinación vertical que sigue teniendo gran importancia en algunos casos en el sistema agroalimentario. Se trata de concentraciones de compradores y vendedores en un determinado lugar durante un determinado período de tiempo, en donde se realizan operaciones de compra-venta con o sin presencia física de la mercancía. En general están perdiendo importancia pero siguen existiendo para algunos productos y fases del sistema agroalimentario dado que facilitan los contactos entre compradores y vendedores y por tanto consiguen disminuir los costes de transacción.

Mención especial merecen las bolsas de mercancías para materias primas agrarias (y no agrarias), algunas de las cuales tienen importancia internacional y en las que además de operar con físicos se opera con contratos de futuros y con opciones. Su funcionamiento es similar a las bolsas de valores y representarían el modelo perfecto más próximo a la competencia perfecta en la cual no existen costes de transacción y las decisiones de compra-venta se basan exclusivamente en el precio.

 

Venta a comisión y subastas

En algunos productos agrarios las operaciones de compra-venta se realizan a través de un agente comercial que no adquiere el producto sino que recibe el producto sin precio y procede a su venta en el mercado, liquidando posteriormente al expedidor en función del precio obtenido y descontando un porcentaje por su servicio. Este sistema de venta recibe el nombre de venta "a comisión" o "en consignación" y es muy frecuente en productos perecederos, que tienen importantes oscilaciones de precios; éste es un sistema muy frecuente en mercados centrales mayoristas de frutas y hortalizas y en mercados de tránsito de exportación de frutas y hortalizas. Se trata de un sistema de coordinación vertical impuesto en general por los agentes para trasladar el riesgo de mercado al vendedor pero que presenta el fuerte inconveniente de la información asimétrica en relación con el precio obtenido, por lo que es muy importante que exista una fuerte relación de confianza.

La venta por el sistema de subasta es otro caso especial de coordinación vertical a través de mercado. Los casos más característicos son las subastas a la baja que tienen lugar para frutas y hortalizas en Holanda (veiling), en España (alhóndigas de Almería) y en otros países, y las subastas al alza para el ganado que tienen lugar en el Reino Unido y en otros países.

La adquisición de productos de consumo

En primer lugar interesa destacar que en la fase relativa a la adquisición de productos alimentarios de consumo, el mercado como institución es el que domina en la asignación de recursos.

Pueden existir contratos de suministro a los consumidores, sobre todo a organizaciones colectivas de consumo, algunas de las cuales, por ejemplo ejército, hospitales, etc, incluso anuncian concursos para asignar estos contratos.

Por otra parte puede plantearse la jerarquía como alternativa al mercado, es decir que los consumidores se dediquen a producir (en sentido amplio) en lugar de comprar. El caso más completo sería el de los consumidores que tienen su propia producción agrícola para el autoconsumo. El caso antes indicado es un caso límite en el cual el consumidor decide producir el producto agrario es decir sustituir todas las funciones del sistema agroalimentario, pero se trata de casos especiales que no se pueden generalizar. Son pequeñas cantidades que van destinadas a cada persona u hogar y en donde los costes de transacción internos son de escasa entidad.

Un caso más limitado en cuanto a la absorción de fases del sistema agroalimentario es el de las cooperativas de consumidores. En lugar de comprar los productos alimentarios a los minoristas los consumidores deciden integrar la fase minorista comprando producto a los mayoristas o a las industrias. La comparación entre costes de producción y costes de transacción entre las dos alternativas determina la decisión sobre la creación de cooperativas

La empresa agraria

Según la teoría neoclásica debería existir una dimensión óptima de la empresa agraria, así como una alternativa óptima de cultivos y actividades ganaderas para cada región o comarca, en función de las características climáticas y edafológicas. Esta dimensión y alternativas vendrían determinadas por las economías de escala y por las llamadas economías de variedad o de alcance ("economíes of scope"). La realidad no concuerda con esta hipótesis ya que lo más normal es que en una misma comarca con características homogéneas coexistan empresas con distintas dimensiones y distintas alternativas.

Según Heady (1952), la empresa familiar es un paso previo hacia la empresa capitalista, pero se trata de un planteamiento que no parece que explique la realidad puesto que aunque se observa, sobre todo en los países desarrollados, un crecimiento del tamaño medio de las explotaciones agrarias y la desaparición sobre todo de explotaciones pequeñas, persiste la fuerte diferencia entre explotaciones, por lo que se trataría de una evolución lentísima que habría que considerar como uno de tantos fallos del mercado.

La teoría neoinstitucionalista intenta explicar estas diferencias a través de instituciones o normas de conducta que determinan esta variedad de explotaciones. La misma explotación agraria familiar es considerada por algún autor como una institución propiamente dicha que ha influido sobre la estructura y el funcionamiento de la agricultura en muchos países y a lo largo del tiempo; su pérdida de importancia refleja un cambio institucional de gran importancia, no solo en la agricultura sino también en otros sectores de la economía.

El intento de promover cooperativas de producción de agricultores a través de las cuales se puedan conseguir dimensiones similares a las empresas capitalistas constituye un intento de aplicación de la teoría neoclásica, en función de la consideración de la existencia de una dimensión óptima que es superior a la dimensión de la explotación familiar. Pero se puede decir que las cooperativas de producción han tenido poco éxito salvo en Israel en donde los "kibbutz" han funcionado debido, sin duda, a la existencia de unas instituciones especiales que han influido sobre su creación, aunque su estructura y funcionamiento han evolucionado a lo largo del tiempo. Los "koljoses" y "comunas" de los países comunistas fueron impuestas por una autoridad central, pero en el momento que ha cambiado el régimen político, estas explotaciones han desaparecido, incluso en China.

En términos neoinstitucionalistas se puede indicar que la empresa familiar produce a costes más elevados pero sus costes de transacción (internos y externos) son más bajos que en la empresa capitalista.

La evolución del progreso técnico y organizativo ha dado lugar a una evolución en el funcionamiento de la empresa agraria en la cual ha dominado la externalización de determinadas actividades relativas a medios de producción, debido a que la compra en el exterior ha pasado a ser más conveniente que la producción interna ya que existían empresas especializadas que producían a costes bajos. Es decir que la empresa tendió a elegir la alternativa comprar a la alternativa producir. Es el caso por ejemplo de la compra de piensos compuestos, de abonos y productos fitosanitarios cada vez más elaborados, etc, pero también y sobre todo ha aumentado la contratación de servicios tales como la aplicación de abonos y de tratamientos fitosanitarios, la inseminación artificial, la siembra y recolección de cereales y granos, la utilización de maquinaria, la contabilidad y gestión, etc.

En la dirección corriente abajo se ha producido un fenómeno similar en el sentido de que en lugar de proceder a la venta del producto después de haber realizado alguna transformación, el agricultor ha tendido a vender el producto sin transformar, puesto que la transformación es realizada de una forma más eficiente por empresas especializadas; es el caso por ejemplo de la uva y el vino, la aceituna y el aceite, la leche y el queso o la mantequilla, etc. En este caso el agricultor ha sustituido la operación de transformar por la operación de vender.

El tema de la externalización en agricultura ha sido tratado en algunos estudios pero en general de una forma secundaria o marginal. Entre los estudios que tratan el tema de una forma específica podemos destacar el trabajo de Fanfani y Pecci (1991) relativo a los servicios mecánicos suministrados a las empresas agrícolas por empresas no agrícolas. Este fenómeno recibe en Italia el nombre de contoterzismo y en sentido amplio abarca según los autores todas las fases del ciclo productivo. En lo que se refiere a España, se puede destacar el trabajo de Arnalte (1989) relativo principalmente a la citricultura valenciana; En los dos estudios citados no se hace referencia a la teoría de los costes de transacción, concepto que permite ofrecer una explicación más completa de estas situaciones.

Los diferentes valores de los costes y precios determinarán la alternativa más adecuada pero la situación varia en función de las características analizadas por Williamson (1985), tales como especificidad de los recursos, frecuencia de las transacciones, grado de incertidumbre, asimetría de la información, oportunismo y otros aspectos institucionales. Estas características evolucionan a lo largo del tiempo por lo que también evolucionará la solución adoptada, pero por otra parte las características indicadas afectarán de formas diferentes a los distintos empresarios y a las distintas regiones o segmentos, por lo que se pueden obtener soluciones diferentes para cada uno de ellos.

Aunque la tendencia que se ha producido en la agricultura es hacia la externalización, también se producen abundantes procesos de internalización. Es el caso por ejemplo de empresas olivareras o vitícolas que han absorbido las fases de transformación en aceite de oliva y vino, respectivamente. La estructura de precios y costes (de producción y de transacción) puede determinar que los agricultores no sólo mantengan sino que recuperen una mayor participación tanto en las actividades corriente arriba como en las actividades corriente abajo.

Estas actividades pueden ser realizadas de una forma individual pero en la mayor parte de los casos su volumen de producción no les permite obtener costes competitivos con las empresas especializadas que se ocupan de estas actividades, por lo que una alternativa es la constitución de cooperativas de comercialización y de medios de producción, que serán tratadas en el próximo punto.

Cooperativas de agricultores

Las cooperativas de agricultores que mayor importancia han adquirido en la mayor parte de los países desarrollados son las de comercialización e industrialización de productos agrarios y las de suministro de medios de producción. En ambos casos se trata en general de un proceso por el cual los agricultores pasan a ocuparse de actividades que eran realizadas por otras empresas. Se trata de un proceso de integración vertical o de internalización, pero con la particularidad de que se produce de una forma colectiva, por lo que puede recibir el nombre de internalización colectiva o internalización cooperativa.

Es un proceso por el cual los agricultores recuperan actividades que en épocas anteriores habían sido traspasadas a otras empresas; se trata de una evolución que sin duda se puede explicar a través del concepto de costes de transacción; de nuevo la comparación entre costes de producción y costes de transacción en las dos alternativas determinan la elección de una u otra. De nuevo podemos hacer referencia a que los costes de transacción varían según circunstancias o instituciones por lo que la implantación de cooperativas y su funcionamiento tiene más éxito en algunas regiones, en algunos productos y en algunas circunstancias y este éxito varía a lo largo del tiempo en función de la evolución de las instituciones.

Las cooperativas de agricultores, por otra parte, pueden ser asimiladas a una forma especial de redes de empresas, concepto que es objeto de análisis por parte de economistas neoinstitucionalistas y otros economistas modernos y también por sociólogos. A diferencia de otras redes de empresas como la constituida por una empresa principal dadora de órdenes (por ejemplo una fábrica de automóviles) y un conjunto de empresas subcontratantes, en las cooperativas no existe una empresa importante que toma las decisiones, sino que éstas se toman por acuerdo de todas las empresas miembros de la cooperativa, por lo que la confianza pasa a ser un elemento de capital importancia para su funcionamiento.

La agricultura contractual

Se trata de un tema ampliamente estudiado por los economistas agrarios desde hace tiempo y que se sigue tratando en numerosos textos o trabajos de economía agraria y se refiere a la firma de contratos (o a contratación verbal) entre agricultores e industrias agroalimentarias para el suministro de productos agrícolas o ganaderos, en los que se establecen determinadas especificaciones relativas a la compra-venta (precio, situación del producto, forma de pago, etc) pero también al proceso (calidad, fecha de recolección, etc). Para referirse a este fenómeno frecuentemente se ha utilizado el término cuasi-integración.

Los estudios tradicionales justifican los contratos de una forma descriptiva o lógica analizando sus ventajas e inconvenientes, sobre todo en lo que se refiere a riesgo y a capacidad de negociación. El agricultor se asegura la venta del producto y el industrial su suministro, a un precio determinado (también son frecuentes los contratos en los cuales el precio es función de las cotizaciones que se produzcan en un determinado mercado o centro de contratación).

Dentro de la agricultura contractual, un tema también muy estudiado es el de la contratación colectiva, en la cual un grupo de agricultores contratan conjuntamente con una industria o con un grupo de industrias. La contratación colectiva a nivel del país o de las regiones ha sido regulado en distintos países, pudiéndose citar como ejemplos importantes los "marketing orders" de Estados Unidos, iniciados en 1967 o los "acuerdos interprofesionales" de Francia iniciados en los años sesenta.

Pero a la luz de las nuevas teorías microeconómicas, la contratación individual y colectiva puede considerarse como alternativa a la venta en el mercado, en el sentido analizado por Williamson (1985), dependiendo la decisión de los costes de transacción. También representa una alternativa a las cooperativas de agricultores para la comercialización. Como en análisis anteriores, interesa repetir que la existencia de instituciones y normas de conducta variadas según regiones, tipos de empresa, etc determinará que existan asimismo soluciones varias, según los casos.

La contratación entre agricultores y empresas industriales puede ser analizada también dentro del concepto de redes de empresas. En el caso de contratos colectivos con varias empresas industriales, la red no está en principio dominada por ninguna unidad, pudiendo existir una determinada relación de confianza que determine que el conjunto de las empresas funcione de una forma similar a la de una unidad. Cuando la contratación individual o colectiva se realiza con una sola empresa industrial y varios o muchos agricultores, nos encontramos con una situación análoga a la de una red basada en una empresa principal y una serie de suministradores o subcontratantes.

Coordinación vertical de la industria agroalimentaria

Una alternativa a la contratación de la industria con los agricultores, menos utilizada, es la relativa a una empresa industrial que en lugar de adquirir las materias primas a los agricultores, procede a una integración hacia arriba absorbiendo la fase de producción de aquéllas. Perry (1989) hace referencia a la empresa United Fruit, que se hizo dueña de plantaciones de banano en América Central así como de barcos y de establecimientos mayoristas o el de la empresa Swift que desarrolló una flota de transporte para distribuir la carne. En España es el caso por ejemplo de las empresas vinícolas que, además de producir vino, tienen plantaciones de viñedo que les suministra toda la uva necesaria o una parte de la misma, comprando el resto en el mercado.

Sin embargo, este proceso de integración no parece que tenga mucha importancia dominando el proceso opuesto de externalización, como ha ocurrido en otros sectores industriales; históricamente se puede indicar el caso antes citado de la United Fruit que en un determinado momento pasó parte de la producción de banana a los llamados agricultores independientes, constituyendo una red de empresas en la que mantuvo el papel de emisora de órdenes.

Por otra parte se han producido procesos importantes de externalización relativos a servicios (vigilancia, limpieza, contratación de personal, servicios de comedor, publicidad, transporte, contabilidad, servicios informáticos, etc), debido en gran parte a la necesidad de disponer de servicios cada vez más completos.

La integración puede tener lugar entre distintas fases de un determinado sector industrial. En los productos agroalimentarios es frecuente que el proceso de producción industrial pase por distintas fases, pudiéndose dar toda clase de formas de integración o de desintegración; cada fase de producción puede estar a cargo de empresas especializadas o por el contrario las empresas pueden dedicarse a todas las fases del proceso productivo, pero también es frecuente que coexistan en un mismo sector las dos formas antes indicadas, coexistencia que no es explicada por la teoría neoclásica. Por otra parte la situación puede evolucionar a lo largo del tiempo como consecuencia de la evolución de las economías de escala y de alcance y de la evolución de los costes de transacción.

Las empresas industriales de productos acabados pueden integrar alguna o algunas fases del proceso de distribución hacia el consumidor; es evidente que hay algunos casos pero, como en la integración corriente abajo con los agricultores, esta integración ha tenido poca importancia. En algunos casos la empresa industrial establece una serie de distribuidores con los cuales crea una organización similar a una red de empresas, en la cual puede desempeñar un papel de empresa dadora de órdenes, lo cual no es muy frecuente dado que las empresas distribuidoras de productos alimentarios suelen estar diversificadas por lo que reciben productos variados procedentes de distintas empresas. Por otra parte el desarrollo de las grandes cadenas de distribución, que se analiza en el punto siguiente, ha determinado que este tipo de red haya perdido posibilidades.

Coordinación vertical del comercio de distribución

Como es sabido, el desarrollo de las grandes cadenas de distribución de productos alimentarios en los países más avanzados ha producido un cambio decisivo en el funcionamiento de todas las fases del sistema agroalimentario, derivado principalmente del alto volumen de mercancías manejado por aquéllas y de la aplicación de estrategias de marketing, así como del amplio uso de métodos informáticos, que da lugar a un fuerte aumento de su poder de negociación. La estructura de las grandes cadenas sigue evolucionando en el sentido de que aumenta la concentración del sector, por crecimiento interno de las empresas, por fusión o por absorción de unas cadenas por otras.

Un primer tema importante es que estas grandes cadenas han procedido en general a una absorción de algunas fases corriente abajo. Las grandes cadenas tienen sus propias centrales y plataformas de distribución en donde centralizan la recepción de productos y desde donde los distribuyen a los establecimientos de la cadena.

En determinados momentos las cadenas de distribución han absorbido asimismo algunas actividades típicas de las industrias agroalimentarias, procediendo a la producción en instalaciones propias. Sin embargo parece que la tendencia actual es hacia la compra o contratación de productos de empresas agrícolas o industriales, aunque se mantienen algunas instalaciones industriales propias. Algunas cadenas, para algunos productos, siguen haciendo uso del mercado, en el sentido de Coase y Williamson, e incluso compran algunos productos (frutas y hortalizas) en los centros de contratación tradicionales.

Pero en la mayor parte de los casos se puede afirmar que domina el sistema de contratos con los proveedores, en los cuales se establecen precios, cantidades, períodos de entrega, etc. En unos casos adquieren productos cuyo diseño es realizado totalmente por las industrias y ello sobre todo en el caso de industrias fuertes con productos y marcas establecidos en el mercado. Pero una tendencia general es la participación cada vez mayor de la cadena en el diseño del producto siendo cada vez más importante la comercialización con marcas propias de la misma. Es decir que se ha producido una evolución hacia una situación que se aproxima a la red de empresas con una empresa principal, la cadena de distribución, que emite órdenes para las empresas suministradoras, que en cierto modo pasan a ser empresas subcontratantes (Green y Rocha dos Santos, 1992).

Un caso especial de coordinación vertical: el sector de pollos

En el sistema agroalimentario existe una gran variedad de coordinaciones verticales entre las distintas fases, habiéndose hecho referencia a algunas de ellas en los puntos anteriores.

Pero desde hace algunos decenios en algunos sectores ganaderos y sobre todo en el sector de pollos, se ha ido estableciendo una estructura muy característica de coordinación vertical basada en contratos, pero no en simples contratos de compra-venta a largo plazo de un simple producto, sino que la coordinación incluye gran número de actividades. Esta estructura incluye a la producción de pollos, a su sacrificio y comercialización, pero también a la fabricación de piensos, a material genético, etc. Esta integración o cuasi-integración puede abarcar todas las actividades citadas pero en algunos casos puede abarcar solamente algunas de ellas y además estas estructuras pueden coexistir con sistemas de coordinación basados en la compra-venta en el mercado.

Las estructuras de este sector son similares en gran número de países desarrollados, aunque existen algunas variantes, por lo cual nos referiremos principalmente a España. En primer lugar hay que señalar que hasta los años sesenta en España dominaba un sistema tradicional de producción de carne de ave, basado en pequeñas explotaciones, cuyos productos se comercializaban a través de acopiadores que en algunas regiones recibían el nombre de "recoveros".

A partir de finales de los años cincuenta se introducen en España empresas especializadas de origen norteamericano que promueven una producción de tipo "industrial", basado en la producción de un pollo de poca edad ("broiler") procedente de una selección genética que podemos calificar de revolucionaria (híbridos) ya que la relación entre piensos y producción de carne disminuye considerablemente respecto a la producción tradicional de carne avícola.

La producción de pollos en general está en manos de pequeñas y medianas empresas pero un porcentaje muy elevado de las mismas, próximo al cien por cien, forma parte de grandes organizaciones de integración, algunas veces llamadas polos de integración, controladas por grandes empresas con capital estadounidense, combinado algunas veces con capital español.

Estas grandes empresas controlan el material genético, suministrando a los agricultores los pollitos para engorde. Asimismo les suministran los piensos producidos en fábricas propias y contratadas y les compran el pollo terminado para sacrificio en sus mataderos; además les suministran información técnica y les controlan el proceso de producción, pudiendo incluso ofrecer préstamos a los agricultores para la construcción de las instalaciones.

Así pues se puede decir que la alternativa mercado casi ha desaparecido aunque siguen existiendo algunos centros de contratación, pero sus cotizaciones tienden a ser cada vez menos significativas. La estructura que se comenta se basa en el amplio concepto de contratos propuesto por Williamson pero se puede incluir en el concepto antes analizado de red de empresas; una empresa grande o principal es la que emite las órdenes a un conjunto de pequeñas empresas productoras que pueden ser consideradas como "subcontratistas", igual que las empresas que subcontratan con las empresas productoras de automóviles y de otros productos industriales.

Neoinstitucionalismo y desarrollo rural

La nueva economía institucionalista también nos sirva para analizar el tema del desarrollo rural, en el sentido en que antes definíamos este concepto. Para el análisis del desarrollo rural consideramos que es de gran importancia las aportaciones de Douglass North, así como de otros autores que han profundizado en el concepto de las instituciones, incluidos los antiguos institucionalistas (Veblen, Commons, etc)

Según North (1990), las instituciones son las reglas del juego y están constituidas por condicionamientos formales (reglas, leyes, constituciones), por condicionamientos informales (normas de comportamiento, convenciones, códigos de conducta) y por sus poderes de coacción. Sin embargo no todos los miembros de una comunidad reaccionan de la misma forma ante situaciones similares, es decir que se mantiene la actuación individual. Podríamos decir que existe una combinación de individualismo y de holismo.

Por otra parte, según el mismo autor, las organizaciones y sus gerentes son los jugadores. Las organizaciones están hechas de grupos de individuos y reflejan las oportunidades de las instituciones Algunas instituciones influyen a su vez sobre los costes de transacción y determinan que las decisiones varíen según regiones y países y según la época

En el planteamiento neoinstitucional de North (1990) puede realizarse un análisis de la economía y su evolución, estudiando directamente la influencia de las instituciones sobre el comportamiento humano sin pasar necesariamente a través de los costes de transacción o teniendo en cuenta además a estos últimos. Su planteamiento de la economía neoinstitucional está construida por una combinación de la teoría del comportamiento humano con una teoría de los costes de transacción (1990).

Las instituciones desempeñan un papel clave en el desarrollo económico, pero el hecho de que una institución sea buena para el desarrollo económico no quiere decir que ésta se establezca, es decir que la evolución puede ir hacia instituciones nocivas; la historia abunda en casos en los cuales una civilización desaparece y ello es sin duda debido a que las instituciones existentes eran contrarias a su mantenimiento o a su evolución. Es decir que unas estructuras institucionales pueden producir efectos positivos y otras estructuras efectos negativos para el desarrollo económico; en muchas situaciones las instituciones han tendido a mantener las prácticas existentes y a oponerse a cambios. Estas afirmaciones pueden ser aplicadas plenamente al desarrollo rural

En el desarrollo rural es importante el concepto de territorio desarrollado por economistas y por expertos de otras ciencias sociales (sociólogos, geógrafos, etc). En el párrafo siguiente se procede a hacer algunas consideraciones sobre el concepto

socioeconómico del territorio. A continuación se hacen algunas consideraciones de importancia para el desarrollo rural tales como los distritos agroindustriales o como los productos típicos o tradicionales

El concepto de territorio

El tema del espacio en economía ha sido tratado sobre todo por una rama de la teoría económica conocida por el nombre de "teoría de la localización", cuyo antecedente más remoto es la obra del alemán Von Thünen publicada en 1826, sobre la distribución de cultivos alrededor de una ciudad aislada, siendo de destacar las aportaciones de otros autores como Weber, Lösch, Palander, Christaller, etc. Además de estas aportaciones que podemos definir como clásicas hay que hacer referencia a otras aportaciones de otros autores más modernos, posteriores a los años 40 o 50, pudiéndose citar entre otros a Isard, Hoover, Takayama, Judge, Alonso (W.) etc., una gran parte de los cuales aplican métodos de programación matemática..

En estos estudios un elemento importante es el de los costes de transporte que, junto a los costes de producción, son determinantes para la localización de la actividad económica.

Son por otra parte abundantes las aplicaciones de la teoría de la localización a la agricultura y a las industrias agrarias Se trata de estudios basados en espacios continuos o espacios discretos (con localización en un número limitado de puntos geográficos) siendo también, para estos últimos casos, ampliamente aplicada la programación matemática. Los distintos estudios se aplican tanto a problemas de tipo normativo como a problemas de tipo descriptivo o positivo.

Pero el espacio considerado por la mayor parte de los autores de la teoría de la localización es un concepto de carácter eminentemente físico, de manera que la distancia determina la cuantía de los costes de transporte y estos determinan la localización óptima de cultivos e instalaciones de transformación, sin perjuicio de que en muchos casos se considere además la existencia de economías externas. Se trata de un planteamiento que al introducir los costes de transporte mejora notablemente la explicación de fenómenos de localización y de equilibrio espacial pero que en gran número de casos presenta importantes limitaciones para dicha explicación, limitaciones que coinciden con las que presenta el paradigma neoclásico, dentro del cual se encuentra esta teoría.

Desde hace tiempo es cada vez más utilizado el término territorio que difiere sensiblemente del término más tradicional de espacio. El concepto de territorio es un concepto complejo cuyo significado presenta matices diferentes según los distintos autores y según las distintas corrientes económicas más o menos ortodoxas o heterodoxas existentes en la actualidad. El territorio incluye no solamente aspectos físicos sino también aspectos humanos y organizacionales y relaciones fuera mercado.

De entre las teorías que ofrecen aportaciones interesantes para el nuevo concepto de territorio destaca la de los institucionalistas americanos de los años 20-40. Son igualmente interesantes las aportaciones de la nueva teoría institucional. Especialmente interesantes son las aportaciones de la teoría de las convenciones.

Rallet y Torre (1995, pag 28), basándose en las teorías citadas, se expresan de la siguiente forma en relación con el territorio:

"El territorio está identificado a un conjunto de reglas, más o menos institucionalizadas, más o menos codificadas, basadas en representaciones colectivas y que inscriben a individuos y organizaciones en un cuadro de acción común. La noción de territorio recibe así un contenido; no es tanto un sistema productivo como un conjunto de instituciones o de convenciones generando relaciones económicas particulares entre las organizaciones o los individuos que forman parte de él. El desarrollo de formas institucionales es así la condición de la existencia o del reforzamiento de un tejido económico local. Las instituciones o convenciones constituyen en particular el cuadro favorable al desarrollo de procesos cognoscitivos entre los agentes. Ellos favorecen el aprendizaje organizacional que implican los distintos tipos de interacciones sobre los cuales reposan los procesos de innovación"

El concepto de territorio ha sido ampliamente tratado por los economistas agrarios en los últimos años, destacando sobre todo los economistas agrarios franceses, que relacionan el concepto principalmente con la calidad de los productos y con los productos típicos. Estos últimos, junto a otros científicos (geógrafos, biólogos, tecnólogos, antropólogos, etc) utilizan, además, el término terroir , que según Berard y Marchenay (1996) sus primeros testimonios se remontan al siglo XIII y "es en principio sinónimo de espacio de tierra, de territorio, término del cual sería una alteración", pero que en la actualidad tiene una pluralidad de significados pudiendo incorporar la dimensión humana, la dimensión temporal y sus relaciones con el lugar.

Distritos agroindustriales

Como es sabido, el tema de los distritos industriales fue enunciado por primera vez por Alfred Marshall al introducir el concepto de economías externas.

El tema no había sido ulteriormente tratado hasta que economistas y sociólogos italianos y anglosajones lo replantean de nuevo a partir de finales de los años setenta pero sobre todo en los años ochenta a raiz de la observación de un fenómeno que se producía en Italia en las regiones del Centro y Nordeste del país en donde en los años setenta existía una serie de núcleos urbanos de tamaño medio de población, en los que se habían desarrollado pequeñas y medianas empresas manufactureras especializadas en una actividad determinada que competían a nivel internacional, aunque en general se trataba de productos distintos a los que producían las grandes empresas transnacionales.

Este fenómeno ha recibido el nombre, introducido por Bagnasco (1977), de la Terza Italia, en referencia a la aparición en los años ochenta de un tercer sistema de producción basado en pequeñas y medianas empresas, localizado en las regiones del centro y del noreste del país

Uno de los autores que han tratado el tema de una forma más extensa es Giacomo Becattini, profesor de la Universidad de Florencia, que define al distrito industrial como "una entidad socio-territorial caracterizada por la presencia activa de una comunidad de personas y de una población de empresas en un espacio geográfico e histórico dado" (Becattini, 1992)

Siguiendo a Becattini y a otros autores, podemos indicar que los principales rasgos del distrito industrial son los siguientes:

  • existe una actividad económica dominante

  • existen empresas auxiliares para el suministro de inputs y para prestación de servicios varios

  • dominan las pequeñas y medianas empresas

  • las empresas están especializadas en una fase, aunque también existe integración vertical

  • existen importantes relaciones entre empresas, de tipo vertical, de tipo horizontal o de tipo transversal

  • es frecuente la externalización de actividades y servicios

  • existe en las empresa y en las personas un sentimiento de "identificación" o de consciencia de formar parte del distrito y de la comunidad que lo constituye. Se trata de un concepto similar al de "atmósfera industrial", término utilizado por Marshall.

  • hay una cierta variedad de situaciones profesionales: trabajo asalariado (a tiempo total o parcial), trabajo a domicilio, trabajadores independientes, jefes de empresa, etc. y movilidad de trabajadores entre situaciones. #9;

  • existe competencia entre las empresas pero también solidaridad

  • existe interés hacia la adopción de innovaciones e incluso hay un progreso técnico de origen endógeno.

Las características antes indicadas determinan la existencia de economías externas a las empresas pero internas al distrito que favorecen la competitividad de las mismas.

El distrito industrial se presenta como alternativa al sistema basado en una gran empresa capitalista. En este sistema, en lugar de existir una gran empresa constituida en secciones o departamentos y una serie de empresas subcontratantes de aquélla, sólo existen pequeñas empresas relacionadas entre sí por vínculos, mercantiles y no mercantiles, sin que domine ninguna de ellas.

El concepto de distrito industrial ha sido tratado por un cierto número de economistas agrarios italianos sobre todo en los años 90 (Cecchi, Mora e Mori, Fanfani y Montresor, Fanfani; Iacoponi, y otros) que han introducido el término de "distrito agroindustrial", aplicado a la industria agroalimentaria y que en general se considera que debe estar constituido por empresas agrícolas, empresas de transformación y empresas de suministro de inputs localizadas en un determinado territorio, concepto que está en concordancia con las nuevas tendencias que consideran que el sector agrario está integrado en el llamado sistema agroalimentario.

Los casos más analizados en Italia son el del queso Parmigiano-Reggiano que comprende las provincias de Parma, Reggio-Emilia, Modena y parte de las de Bologna y Mantua, el de la producción de embutidos y jamón en la provincia de Modena, relacionado con el anterior a través del consumo del suero de la leche por parte del ganado porcino, el del jamón de Parma, el de la producción avícola de Forlí, el del vino de Chianti.

El tema de los distritos industriales y de los distritos agroindustriales ha sido poco estudiado en España. En un trabajo anterior (Caldentey y Gómez, 1996), tratábamos los distritos agroindustriales al analizar la relación producto-territorio en el caso de productos típicos, con especial referencia a Andalucía y citábamos como localidad que se podía considerar que cumplía todos los requisitos para ser considerada como un verdadero distrito agroindustrial a Jerez de la Frontera, con producción de vinos generosos y brandys, aunque se ha producido el traspaso de muchas empresas antes familiares al control de empresas multinacionales lo cual constituye un peligro que ha sido enunciado por varios autores. También se citaba como casos claros a Estepa y Alcaudete con dulces de Navidad, casos que han sido estudiados por Ruiz Avilés (1996), como aplicación del concepto de desarrollo local, tratándose de una situación en la cual la producción industrial tiene poca relación con la producción agrícola local.

Un caso especial de distrito agroindustrial

Un caso especial de distrito agroindustrial estudiado por el autor de la presente ponencia es el del Poniente Almeriense (Caldentey, 2002 )

La provincia de Almería ha pasado a ser la primera provincia productora de hortalizas de España con unas 40.000 hectáreas en el año 1996, de las cuales unas 25.000 son cultivadas en invernadero.

Es evidente que la zona tiene una serie de características de temperatura que la hacen adecuada para la producción de hortalizas de fuera de estación y que le conceden "ventajas comparativas". Sin embargo existen limitaciones importantes como la poca precipitación que da lugar a una escasez de agua y la mala calidad de la misma, así como la mala calidad del suelo. Pero las ventajas comparativas no son suficientes para explicar el rápido desarrollo económico de la producción en esta zona.

Nuestra tesis es que se han producido una serie de circunstancias por las cuales la zona del Poniente almeriense ha funcionado como un distrito industrial o agro-comercial, de forma análoga a lo ocurrido en los distritos industriales de la terza Italia. En efecto en el Poniente almeriense se dan gran parte de las circunstancias que se han analizado anteriormente al describir los distritos industriales.

El desarrollo ha sido espontáneo y progresivo, creándose poco a poco economías externas (externas a las empresas pero internas a la zona) que han ido apoyando la producción y comercialización de las hortalizas, superándose las limitaciones relativas a suelo y agua, por acción del dinamismo de las personas y empresas, creándose poco a poco la atmósfera industrial de la que hablaba Alfred Marshall.

Las figuras fundamentales de la expansión hortofrutícola han sido las siguientes: Por una parte un número creciente de pequeños agricultores de tipo familiar productores de hortalizas, con superficies que en general no alcanzan las dos hectáreas, existiendo además algunas explotaciones mayores que utilizan mano de obra asalariada, concentrados en un territorio relativamente pequeño.

Por otra parte las alhóndigas, locales de propiedad privada creados hace bastantes años, adonde acudían los agricultores con sus productos y en donde se procede a la venta por subasta a la baja. Las alhóndigas fueron desarrollándose de una forma paralela al aumento de la producción. Las alhóndigas siguen existiendo en la actualidad pero en un cierto momento se produjo una concentración de ellas de manera que su número ha disminuido estimándose actualmente en unas 25; al mismo tiempo han modernizado sus instalaciones. A través de ellas se comercializa alrededor del 50 por cien de la producción.

Un fenómeno relativamente reciente es la creación, por parte de los dueños de las alhóndigas, de almacenes de exportación suministrándose a partir de los productos de su propia subasta.

A partir de un cierto momento el agricultor pasa a tener un participación más activa en la comercialización con la creación de Cooperativas y Sociedades Agrarias de Transformación (SAT), que tienen sus propias instalaciones de manipulación y destinan sus productos principalmente a la exportación: tras momentos de retroceso como consecuencia de algunos fracasos, actualmente se han consolidado y han llegado a representar un 45 por cien de la exportación.

Por otra parte existen sociedades anónimas que exportan su propia producción y la de una serie de agricultores (proveedores), con los que mantienen unas relaciones de continuidad. También existen delegaciones de empresas de centros de destino o corredores y pequeños comerciamtes que compran productos para las grandes empresas de centros de consumo.

Es decir que existe una especialización de las distintas fases de la producción-comercialización: producción de hortalizas, subastas, manipulación de productos, exportación y expedición, con importantes relaciones mercantiles y no mercantiles de carácter vertical a través de las cuales se transmite la información, pero siendo muy importantes los casos de integración vertical (cooperativas y SAT de agricultores para la exportación, alhóndigas con almacenes de exportación, etc)

La expansión de las empresas de producción y comercialización de hortalizas ha ido acompañada por la creación de empresas auxiliares que suministran inputs y servicios varios y cuya función es decisiva para el funcionamiento de la actividad principal. Es el caso de entidades bancarias y de seguros, empresas de transporte, empresas de envases, de fabricación de plásticos, de suministro de semillas, fertilizantes, pesticidas, de refrigeración, de hidraúlica etc.

El tema de las innovaciones técnicas y organizacionales es considerado de gran importancia en los distritos industriales. En el caso de la producción hortícola de Almería se pueden referir bastantes elementos relacionados con este tema. Uno de los más característicos es el del sistema del "enarenado", tecnología popular de utilización tradicional consistente en cubrir la tierra con una capa de estiércol y una capa de arena, con lo cual se disminuye la evaporación y se ahorra agua de riego, se consigue adelantar la maduración por el efecto de aumento de la temperatura, se eliminan las malas hierbas e incluso se consigue eliminar el efecto de la salinidad de las aguas. Otra innovación importante es la relativa al cultivo bajo plástico que empezó a introducirse a finales de los años sesenta,.

Aparte de estas dos innovaciones que podríamos definir como endógenas, la zona adopta rápidamente las otras "innovaciones de proceso", sean de conocimiento general, sean promovidas por las empresas suministradoras de inputs: es el caso de riego por goteo, fertirrigación, lucha contra plagas, maquinaria de manipulación, etc.

Aparte de las innovaciones de proceso y de producto, son de gran importancia las innovaciones de tipo organizativo y en este sentido hay que destacar como innovación propia de la zona el sistema de alhóndigas antes descrito, con evolución a lo largo del tiempo (concentración, adopción de los "relojes" de tipo holandés, etc). Dentro de las innovaciones de tipo organizativo hay que incluir la creación de las cooperativas y SAT, que aparte de establecer modernas instalaciones de manipulación han establecido técnicas de gestión con servicios comerciales y de comunicación, servicios de asesoramiento a sus socios y colaboradores, sistemas de planificación de la producción, contratación de técnicos, etc.

Consideramos que el concepto de distrito industrial o de distrito agro-comercial, aplicados al Poniente almeriense, permite una comprensión de la evolución producida en los últimos años en la producción-comercialización de hortalizas o por lo menos una mejor comprensión que la que permite la simple consideración de los principios básicos del paradigma neoclásico.

Productos típicos

En muchos programas de desarrollo rural es frecuente incluir entre sus acciones la potenciación de productos típicos o tradicionales, términos que frecuentemente son denominados productos locales, aunque existen ligeras diferencias semánticas. Es evidente que la promoción de estos productos puede constituir una actividad que colabore al desarrollo de estas comarcas. En muchas de ellas existen productos típicos que son conocidos exclusivamente a nivel local o como máximo a nivel de las localidades próximas; otras veces estos productos tienen una comercialización más o menos desarrollada que hace que sean conocidos en ámbitos más amplios; en otros casos los productos típicos han sido sustituidos por otros productos similares de grandes empresas (Caldentey y Gómez, 2000)

La existencia de un segmento creciente del mercado que demanda productos con características especiales permite que sea interesante la promoción de productos locales que dispongan de estas características. Se supone que estos productos proceden de agricultores y elaboradores de tipo pequeño o mediano, por lo que es necesario que esta promoción se realice de una forma colectiva por los productores interesados con el apoyo de instituciones interesadas en el desarrollo local.

Si el producto tiene unas características diferenciales, se trata de obtener unos precios más elevados que los que rigen en el mercado para productos similares, consiguiendo lo que podemos llamar 'renta de especifidad'. La producción y venta de estos productos puede plantearse como complemento del turismo rural, otra de las acciones básicas del desarrollo rural, pero es posible que esta acción no sea suficiente para obtener unos resultados satisfactorios y sea conveniente que los productos sean comercializados hacia otras regiones y centros de consumo. Para ello habrá que tener en cuenta que vivimos en un mundo en donde la acción simple de producir no es suficiente si no la acompañamos de una acción más o menos intensa de marketing, incluyendo un serio estudio de mercado previo a cualquier proyecto. Incluso podemos alterar los términos en el sentido de que lo importante es el marketing y que la producción viene después. Si bien es cierto que la movilización de grupos de población en alguna acción local es ya en sí misma un objetivo de desarrollo, es claro que a medio plazo cualquier proyecto estará abocado al fracaso sin una buena planificación comercial que empiece por una prospección del mercado.

Se trata de establecer estrategias de distribución, promoción, publicidad, nombres comerciales, logística, presentación de productos, etc. adecuadas a cada caso concreto. Y de decidir si se ofrece exclusivamente el producto con sus sistemas tradicionales de producción y elaboración o si se introducen innovaciones que no representen un cambio radical en el producto o incluso nuevos productos más o menos relacionados con el producto tradicional o con la materia prima.

Como indicábamos antes se trata de una actuación de tipo colectivo en la que se deberán establecer los órganos e instituciones para su gestión. En algunos casos puede interesar la obtención de una denominación u otro signo de calidad pero no hay que obsesionarse con la idea porque en otros casos puede que no sea necesario.

El tema de la promoción de productos típicos y de denominaciones de origen en determinadas comarcas agrarias ha sido tratado por varios autores, sobre todo en comunicaciones de la International Society of New Institutuional Economics (ISNIE), considerándolo como un caso especial de governance

En algunos casos las denominaciones de origen o los productos típicos representan la base de un distrito industrial.


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