Mayo de 2004 - Año No. 2 - Edición No. 9 |
|||
EDITORIAL
¡BASTA YA DE TERRORISMO!
Roberto
Jesús Camargo Payares
El
terrorismo internacional vuelve y juega; después del 11 de septiembre
de 2001 en los Estados Unidos, ocurre un nuevo atentado de consecuencias
trágicas, esta vez, para
la nación española.
El 11 de marzo de 2004, en solo tres minutos a partir de las 7:39 horas,
diez mochilas bomba con aproximadamente de 13 a 15 kilos de titadine,
sembraron el pánico en la ciudad de Madrid.
El
balance final: 192 muertos, y 1500 heridos; una nación traumatizada,
familias psiquiátrica y psicológicamente afectadas, y una caída del
IBEX en 0,99%, ente otros. Los más afectados: la clase obrera y
estudiantil.
Las
autoridades españolas, en principio, tienen sospechas de los autores:
unos marroquíes miembros de sectas religiosas radicales detenidos, y
otros musulmanes inmolados. Empero, a pesar de la responsabilidad penal
de la autoría material e intelectual, no soslayemos otra causa
principal del terrorismo, cual es la desigualdad, la pobreza y la
injusticia.
Inexorablemente
estos hechos constituyen un llamado de alerta mundial, que obliga a los
Estados de la tierra a comprometerse a combatir, además de la pobreza,
la desigualdad social, el analfabetismo y el hambre entre otros tópicos
que venían guiando los programas de gobierno, a este nuevo flagelo que
adquiere cada vez mas una mayor fuerza devastadora, y capacidad de
maldad. Sin embargo, siendo lo anterior así, debemos impedir que la
lucha contra éste se convierta en otra fuente más de ella misma, o
sea, evitar la relación de causalidad, combatir el efecto si el
resultado termina siendo una nueva causa.
Así
mismo, conminan a la nueva dirigencia política de todas las naciones
del mundo a trabajar inconmensurablemente por expandir la calidad de
vida de la población desde sus propios estados y reorientar los
derroteros que guían la cooperación internacional a través de los
organismos supranacionales, impidiendo aumentar la desigualdad social oponiéndose enérgicamente,
por ejemplo, a intromisiones de un Estado a otro, ordenadas por
intereses divergentes a los sociales, todas estas, causas constitutivas
del terrorismo nacional e internacional.
El
mundo entero debe revisar además, el actual sistema de distribución de
recursos; ahí también radica el problema.
A
pesar que teníamos un editorial distinto, preparado para esta edición,
no podemos guardar silencio -sobretodo como colombianos que valoramos y
propugnamos la importancia de la expresión, y que conocemos el dolor y
el sufrimiento que nos agobia producto del terrorismo y la violencia- a
tan despreciables acontecimientos.
Desde este espacio mandamos un mensaje de solidaridad al pueblo español.¢
|
|||
|
|||
|