Octubre de 2003 - Año No. 2 - Edición No. 7

NECESIDAD DE UNA NUEVA CLASE DIRIGENTE

 

Roberto Jesús Camargo Payares

Abogado Egresado. Universidad del Norte. Estudiante de séptimo semestre de Economía Universidad del Atlántico. Director Revista publiEnsayos®. Barranquilla – Colombia.

 

Los hechos de violencia, la crisis de los partidos políticos, la pugna de intereses entre la clase trabajadora, las minorías, los pobres y los miserables, con la clase empresarial, que aquejan a América Latina, representa el resultado de una dirección política cada vez mas alejada de la realidad.

En Colombia, por ejemplo, el Partido Liberal sufre la mas profunda crisis de hace dos décadas: una parte de sus miembros que apoyan al Gobierno (los oficialistas o uribistas y los que no son o lo eran); otros de sus miembros, en una posición bien compleja, porque no se adecua a la ortodoxia de los partidos, es decir, son una cuasi-oposición para algunos temas, y cuasi-oficialismo en otros. Como lo diría un dirigente liberal en una época: “Ni chicha ni limonada”. Los expresidentes liberales desvinculados de la postura de la dirección del Partido; el expresidente Turbay, por ejemplo, arremetiendo con palabras no muy amables contra los codirectores liberales; y el Dr. Ernesto Samper, enemigo rotundo del Gobierno, apoyando al Presidente en la campaña por el Referendo.

En Bolivia con la renuncia del expresidente Sánchez de Lozada provocada por disturbios violentos organizados por dirigentes cocaleros, y sindicalistas, hechos que dejan mal parado al país mas pobre de Suramérica, los cuales constituyen la peor crisis desde que la nación recuperó la democracia hace 21 años; la asunción al poder del exvicepresidente de la República, el periodista e historiador Carlos Mesa, quien al momento de pronunciar su improvisado discurso ante el Congreso de ese país subrayó la necesidad de un Gobierno “sin los partidos políticos”.

Venezuela no se queda atrás. Los acontecimientos del 11 de Abril y el paro petrolero son pruebas fehacientes de la pugna de intereses que existe en el país suramericano. La oposición, representada por dirigentes sindicales aliados a los Gremios capitalistas, sumados a la participación de los medios de comunicación masiva; y el oficialismo por el MVR, constituyen la confrontación política mas interesante de América del Sur por el poder bañada desafortunadamente de muertos, mas desempleo y mayor inestabilidad económica.

En general, con la sola excepción de Brasil y Ecuador, en todos los países latinoamericanos existe una crisis de representación política. Todos los habitantes de esta parte del continente, rico en recursos naturales, somos consientes de una dirigencia política alejada de la realidad socioeconómica, tasas de desempleo altas, inversión social escasa, gobiernos dedicados a la protección del capital a cualquier costo, aversión a los partidos políticos, disidencia al interior de éstos; y a pesar de todo, no se observa el surgimiento de nuevos dirigentes con apoyo concurrente del pueblo.

Sin embargo, ¿Qué características debe tener esos nuevos líderes? ¿Qué es lo que mueve al pueblo a identificarse con estos individuos? Como primera medida, debemos decir que no hay receta perfecta. Las masas sociales son inexorablemente ininteligibles. Con décadas de sometimiento, de desilusiones y sin ningún avance en materia social debería: primero, despertar a la población mas afectada, la que siente con mayor intensidad las medidas desacertadas, la que se ve obligada a retirar a sus hijos de las escuelas por la escasa capacidad de sus salarios reales, la que se muere en las puertas de los Hospitales, la que no encuentra empleo formal, la que la violencia las obliga a desplazarse de sus provincias de origen; y segundo, empezar a exhibir a líderes que representen sus necesidades y determinen sus soluciones, las cuales deben estar alejadas de “recomendaciones” de organismos supranacionales, soluciones impregnadas de un alto contenido social, que en definitiva muestren salidas a la crisis, como lo dirían los estructuralistas, “desde adentro”.

Pero no cualquiera puede ser miembro de esa nueva clase dirigente. Dentro de las características de estos nuevos líderes, debe encontrarse la aptitud hacia el conocimiento, convicción democrática de ideas, y Autoridad o fuerza de liderazgo de masas. Aptitud hacia el conocimiento que enmarque un paradigma social amplio, es decir, que debe tener una formación académica que determine un acervo de conocimientos sociales económicos y políticos; además, una formación ética y filosófica que le impida defraudar a su gente y principalmente a su conciencia humana. También, el nuevo líder debe ser democrático y vivir para la democracia y su pueblo. Y por último, poseer una fuerza tal que vincule su pueblo con ideas sociales, y que a la postre sean éstas las que guíen al Estado una vez se apropie del poder.

En conclusión: Áristos del conocimiento, Dêmos de convicción y Krátos del pueblo.¢

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