Abril de 2003 - Año No. 1 - Edición No. 4 |
||
Economía |
||
PARA ENTENDER EL DEBATE SOBRE EL TIPO DE CAMBIO. | ||
Por:
CARLA DE SIMONE. Economista. Argentina. Actualmente
hay una intensa controversia acerca del sistema de tipo de cambio que
debería adoptar nuestro país. La naturaleza técnica del problema
dificulta a veces la participación en la discusión de quienes no son
economistas. En este artículo se ponen al alcance del ciudadano común
las características, las ventajas y las desventajas de las distintas
opciones. Los sistemas flexible y fijo. Flotación sucia. Convertibilidad,
canasta de monedas, bandas cambiarias y dolarización Desde
la década del setenta el debate sobre el tipo de cambio ha pasado a
ocupar una posición central en nuestro país. Sin embargo, no mucha gente
sabe qué significa "tipo de cambio" y los
"especialistas", a propósito o por error u omisión, no ayudan
mucho a aclararlo. La intención de este artículo es arrojar un poco de
luz sobre algunos conceptos que, debido a su complejidad, limitan la
participación directa de los ciudadanos en la discusión sobre política
económica. El
primer paso para introducirse en este debate es saber qué es el tipo de
cambio de un país. La respuesta es simple: es el valor de su moneda en
relación al valor de la moneda de otros países. El tipo de cambio no es
sólo cuántos dólares vale un peso. Como lo indica la definición, puede
ser cuántas liras vale un peso, o cuántos yenes, euros, reales o
cualquier otra moneda. Es decir, un país tiene tantos tipos de cambio
como monedas haya en el mundo. Pero
¿por qué es tan importante? Sencillamente, porque es el marco para
relacionarnos con el resto del mundo, para intercambiar productos o
servicios, para pedir préstamos o para irnos de vacaciones. ¿De qué
depende este valor relativo? La respuesta es de muchos factores, tanto
reales como monetarios. Por ejemplo, entre los primeros podemos citar la
estructura productiva, la composición de las exportaciones, la relación
trabajo calificado / no calificado... Entre los factores monetarios, es
posible mencionar la tasa de interés, la cantidad de dinero de una economía,
la inflación, etc. Una
forma de determinar este valor sería reunir todos los datos mencionados
anteriormente y correr un complejo programa en una computadora para
obtener el resultado. Lamentablemente, este procedimiento sería muy
costoso y, en caso de que pudiera llevarse a cabo, cuando cambiara alguna
variable económica habría que calcular todo nuevamente. Los
Sistemas de Tip En
la práctica se han desarrollado diferentes mecanismos para determinar
este valor sin necesidad de recurrir a alguna fórmula matemática,
eligiendo lo que se llama Sistema de Tipo de Cambio. En este artículo
discutiremos algunos de estos sistemas en su forma pura y sus aplicaciones
prácticas. Básicamente,
hay dos sistemas de tipo de cambio puros o ideales: el fijo y el flexible
o flotante, así como numerosas formas en las que éstos se aplican. En
el Sistema de Tipo de Cambio Flexible o Flotante Puro el tipo de cambio se
determina en el mercado mediante la interacción de dos fuerzas: la
demanda y la oferta de divisas. Demandarán divisas los importadores, los
que deseen viajar al extranjero, los que quieran invertir en el
extranjero, etc. En contrapartida, ofrecerán divisas los exportadores,
los que desean invertir en nuestro país o los que nos ofrezcan préstamos.
Ahora
bien, ¿cómo sabemos si algún grupo económico no aprovechará esta
libertad y su poder para torcer el tipo de cambio hacia un nivel de su
propia conveniencia? Adicionalmente al peligro especulativo que conlleva
este sistema, otro efecto importante es que trae aparejada una gran
incertidumbre. Supongamos que 1 dólar se intercambia hoy por 1 peso. Si
mañana o dentro de un mes aumenta la demanda de dólares, esta cotización
puede escalar a 3 pesos por 1 dólar, con lo cual no es posible planificar
una compra al exterior en el mediano o en el corto plazo. En
el Sistema de Tipo de Cambio Fijo se fija el valor de la moneda de un país
a un patrón, que puede ser el oro, la plata e inclusive el dólar. En
otras palabras, se establece una regla que dice cuántos gramos de oro o dólares
vale un peso y, luego, el Banco Central compra y vende todos los dólares
que se quieran intercambiar a esa cotización. El
primer problema que se presenta con este sistema es que, como dijimos al
principio, determinar el tipo de cambio no es una tarea sencilla. En
consecuencia, por buenas que sean las intenciones de nuestros gobernantes
puede ocurrir que se equivoquen en ese cálculo. En segundo lugar, si
cambian las variables económicas, el tipo de cambio también variará y
esto puede llevar a que el Banco Central pierda muchas reservas para
mantener la Regla. Por último -y lo más importante-, no permite usar la
política cambiaria para reaccionar ante los shocks, como por ejemplo una
crisis de otro país que se transmita al nuestro por contagio. La
elección entre ambos sistemas, independientemente de su aplicación, está
relacionada con un debate que surgió entre los economistas en la década
del setenta: reglas vs. discreción en la política económica. Dice Dornbusch:
"Si existe el riesgo de que los responsables de la política económica
reaccionen de manera impredecible a las perturbaciones y utilicen una
dosis en la que influya excesivamente la opinión del momento, y si todo
esto es la causa de la inestabilidad económica, ¿por qué no poner el
piloto automático en la política económica?". En
otros términos, ¿merecen nuestros gobernantes la confianza para manejar
discrecionalmente variables económicas tan importantes como el tipo de
cambio? Si
el lector piensa que no, entonces ya ha tomado su posición en este
debate: la de las "Reglas". Las reglas se pueden establecer para
diversas variables económicas, como la cantidad de dinero, la tasa de
interés, el gasto público, el endeudamiento público, el tipo de cambio,
etc. En
la práctica ningún país adopta estos sistemas en su forma pura. Un
primo hermano del sistema de tipo de cambio flotante es el de flotación
sucia. En éste, el tipo de cambio también se establece por la interacción
de la oferta y la demanda de divisas, sólo que el Banco Central
interviene en el mercado comprando y vendiendo sus reservas de divisas
para que el precio sea consistente con algún objetivo, sobre todo evitar
la volatilidad. Esto le da una mayor certidumbre al sistema económico y
permite combatir parcialmente los movimientos especulativos. Este sistema
se utiliza en la actualidad en el 90% de los países.
|
En
contrapartida, el sistema de tipo de cambio fijo tiene numerosas
aplicaciones prácticas. Puede llevarse a cabo por medio de una caja de
conversión (convertibilidad), una canasta de monedas, bandas cambiarias
y, finalmente, aunque no es un sistema de tipo de cambio sino la adopción
de la moneda de otro país, a través de la renombrada dolarización. La
convertibilidad En
marzo de 1991 se dictó en la Argentina la Ley de Convertibilidad
(23.928), que establecía básicamente dos puntos. En primer lugar, que el
Banco Central debía vender todos los dólares que se quisieran comprar a
1 peso (aclaración: no tenía la obligación de comprarlos al mismo
precio; podía hacerlo a "precios de mercado".) Para asegurar
esto, tenía que mantener dólares en reserva por la totalidad de la masa
de dinero circulante. Esto significa adicionalmente que la única forma en
la que se podía emitir moneda era con el ingreso de divisas a las arcas
del Banco Central (vía exportaciones, inversiones o préstamos externos.) Por
último, la Carta Orgánica del Banco Central contemplada en la ley
24.144 establece que esa entidad no podía financiar al gobierno por un
porcentaje superior a un tercio de las reservas de libre disponibilidad.
Adicionalmente, este porcentaje no podía crecer más de un 10% anual.
Este último punto está relacionado con un objetivo al que era funcional
la convertibilidad: evitar que el gobierno financie sus déficits fiscales
con emisión de dinero y genere inflación.
El
sistema funcionó relativamente bien durante 10 años. Digo
"relativamente" porque, por un lado, se impuso un tipo de cambio
sobrevaluado esperando que la deflación de precios lo devaluara, lo cual
destruyó gran parte del aparato productivo argentino. Sin embargo,
resistió numerosas crisis internacionales (Tequila 1995, Sudeste Asiático
1997, Brasil 1998), superando todas las expectativas, aunque a un costo
muy alto, ya que la deuda pública pasó de 50 mil millones de dólares a
principios de los noventa a aproximadamente 180 mil millones en la
actualidad. Este
nivel insostenible de endeudamiento, sumado a la pérdida de reservas
ocasionada por la incontenible fuga de capitales que arrasó con las
reservas del Banco Central durante todo el 2001, terminó por hacer
sucumbir la convertibilidad. Canasta
de monedas, bandas cambiarias y dolarización El
año pasado, cuando se hacía evidente que atar nuestra economía a la
moneda más fuerte del mundo era muy costoso, se intentó aliviar la
situación adoptando una canasta de monedas. Esto quiere decir que, en vez
de que cada peso fuera igual a un dólar, valdría en promedio un dólar más
un euro. Así se pensaba conseguir una pequeña devaluación del tipo de
cambio. Sin
embargo, la pérdida de divisas y la presión devaluatoria hizo que esto
se descartara rápidamente y que se buscara algo más coherente con la
estructura económica de nuestro país: una canasta entre el real, el euro
y el dólar. Es decir, atar nuestra moneda con los dos grupos económicos
más fuertes del mundo y con el país con el que realizamos la mayoría de
las transacciones. Mientras
escribo este artículo el real cotiza a 2,83 dólares y el euro a 1,02.
Con una canasta de monedas el tipo de cambio del peso sería de 1,66 por dólar.
Cuando se estudió esta alternativa en nuestro país el promedio era de
1,38. Esto se tuvo en cuenta para realizar la pesificación compulsiva de
los depósitos atrapados en el "corralito". Otra
forma de implementar un sistema de tipo de cambio fijo es a través de
bandas cambiarias (que se aplicó exitosamente en Brasil.) En lugar de
imponer a la moneda un solo valor en divisas, se establece un intervalo en
el cual la cotización puede variar. Por ejemplo, si con la
Convertibilidad 1 peso era igual a 1 dólar, con un sistema de bandas 1 dólar
podría valer entre $0,80 y $1,20. Tanto
en este sistema como en el anterior habría una mayor flexibilidad, dado
que el tipo de cambio se movería en relación a las fluctuaciones de las
economías más fuertes del mundo y de nuestro principal socio comercial.
Sin embargo, básicamente, no se resuelven las desventajas que surgen de
un sistema de tipo de cambio fijo. Finalmente,
el último sistema que analizaremos aquí es el de dolarización. Quienes
están a favor de la dolarización argumentan que se trataría sólo de
generalizar algo que se está produciendo de hecho. Pero el tema no es tan
simple. La dolarización puede implementarse por dos vías: de facto (o de
hecho) y de derecho. En
el primer caso, no ofrecería en la práctica mayores ventajas que la de
conseguir la estabilidad monetaria a un costo muy alto, ya que cuando
tengamos un saldo exportador negativo o debamos desembolsar cuotas de
interés o de capital de la deuda externa, se contraería la cantidad de
dinero en la economía y también el nivel de actividad. También se
perdería el derecho de señoreaje, esto es, la posibilidad de emitir algo
de dinero sin respaldo cuando hay alguna discrepancia temporal de fondos.
Como decía Maquiavelo, "en la capacidad de acuñar moneda se
encuentra la soberanía de un Príncipe". Además, nos hace más
dependientes del financiamiento externo. Para
implementar una dolarización de derecho sería necesario firmar un
tratado de unión monetaria con los Estados Unidos. Hay varias propuestas.
La del ex presidente del Banco Central, Pedro Pou, consiste en que
Estados Unidos comparta las ganancias de señoreaje con Argentina y actúe
como su prestamista. ¿Qué gana con esto Estados Unidos? Según Pou, su
moneda tendría una base mayor para competir con el euro y el yen. Pero
por el momento parece que a Estados Unidos la idea no le convence mucho.
* Ensayo tomado de Cambio cultural. www.cambiocultural.com.ar |
|
Contacte al área de economía |
| PAGINA DE INICIO | EDITORIAL | MISIÓN | VISIÓN | PUBLICAR | POLÍTICA | ECONOMÍA | JURÍDICO | FILOSOFÍA | QUIENES SOMOS | CONTACTOS | EVENTOS | REGLAMENTO DE PUBLICACIÓN | EDICIONES ANTERIORES |
Revista publiEnsayos® copyright © 2003. DERECHOS RESERVADOS, se observa mejor con I.E 5.0 de resoluciones de 800X600
escribale al WEBMASTER