Abril de 2005 - Año No. 3 - Edición No. 13 |
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OPINIÓN
CUBA: Es tiempo de sembrar, porque aún el sendero a transitar es largo e indócil.
Pablo Felipe Pérez Govry
Hace unos días leía, en una nota
informativa, de Radio Nederlan, de que la llamada “Asamblea para la
Promoción de la Sociedad Civil”, y que está dirigida, por la
opositora cubana, Marta Beatriz Roque; han hecho un llamado para
realizar un congreso el 20 de mayo de 2005, en La Habana, Cuba. Se
espera participen más de 343 agrupaciones contrarias a la tiranía
del señor Fidel Castro.
Al mismo tiempo que analizaba la
noticia, me acordaba de algunas consideraciones de un compatriota,
que resumía el embrollo de estos grupos en que: “La oposición no ha
sabido crear una alternativa al régimen creíble y funcional”.
Si bien es un buen intento, lo de
realizar el congreso, no es saludable la escogencia de la fecha, tan
identificada con los intereses de EE.UU., y que nuevamente encuentra
patrioteros que faciliten su intromisión en los destinos de la
Nación Cubana.
Tengo la percepción de no están dadas
las condiciones para una reforma, en la estructura política y
económica de Cuba. Mucho menos para fomentar un eventual gobierno
democrático. Aunque, algunos cubanos miran al Norte y puedan creer
que las acciones, del gobierno de George W. Bush, pudieran ser
efectivas para acelerar la caída del señor Fidel Castro.
En trabajos anteriores he tratado de
llamar la atención de que los cambios que pudieran realizarse en
Cuba, nunca podrían estar inspirados en las experiencias políticas,
sociales y económicas que facilitaron las transformaciones, en los
países de Europa del Este. Mucho menos los desarrollados en China.
Tampoco algo que recuerde los gobiernos cubanos antes de tomar el
poder la Revolución Cubana. No obstante reconozco grupos opositores
cuyos proyectos unidos pudieran dar un resultado a largo plazo. Con
todo, no se puede desechar como argumento trascendental: ¿Qué van a
hacer los "líderes" de la oposición, ante los problemas del
post-comunismo? No es de inteligentes desconocer, de que el problema
cubano es sui generis, y como tal debe ser entendido.
Si comparamos las experiencias de la
transición, en Europa del Este, con la realidad social cubana,
vislumbraremos de que no existe unidad activa en los grupos
opositores. Y se puede sentir la pasividad cuando defiende los
intereses individuales de cada “grupo político”, relegando los
intereses de la totalidad. Una prueba fue el resultado del “Proyecto
Varela”. ¿Quiénes reclamaron, a la Asamblea Nacional del Poder
Popular, el derecho a ser considerado este proyecto? ¿Acaso no es
una evidente falta de aprobación nacional? Está claro que uno de los
principales inconvenientes, es de que la mayoría del pueblo cubano,
no cree en los voceros de la oposición, porque no persuaden sus
argumentaciones.
Para sea eficaz cualquier diligencia,
encaminada a crear condiciones para reformas democráticas en Cuba,
debe estar organizada de manera racional y desprovista de anarquismo
protagónico. Es esencial la prevalecía de cualidades morales,
sustentadas en principios renovadores y sin convicción sectaria.
Si bien los reformistas pueden tener,
controvertibles, declaraciones de van a estructurar el congreso con
un carácter pacífico y no-violento. La tiranía, personificada en el
señor Fidel Castro, no va a permitir esfuerzos que estén dirigidos a
organizar la oposición a su gobierno.
Para Cuba pueda entrar en el sendero
del cambio, hacia una democracia participativa, los opositores deben
tener el apoyo de la generalidad del pueblo cubano. Empero, alcanzar
un consenso tiene como premisa tratar de aunar criterios que lleven
a una futura “Asamblea Nacional Constituyente Soberana”. La
benevolencia es la mejor herramienta para sanear y consolidar, y
llevar los destinos de Cuba a buen final.
El éxito de este congreso no solo está
condicionado por la autorización del régimen. También, por la falta
de orden y conciliación, que permita desarrollar un verdadero
proyecto nacional. Baste tener en cuenta de que, para los cubanos
decentes, el 20 de mayo marco el triste inicio de la “República
Mediatizada”, que impidió la genuina emancipación de los cubanos,
pues, fue confinada la Nación a las maquinaciones de los gobiernos
estadounidenses. ¿Por qué renunciar a una fecha más significativa de
las luchas patrias como el 24 de febrero o el 10 de octubre?
Es legitimo el intento de llamar a las
fuerzas opositoras para participen en un congreso. Sin embargo, la
oposición cubana no debe olvidar de que el principio de la
correspondencia está ligado a la propia naturaleza interna de los
seres humanos; donde la sabiduría tiene su mayor aliado en el
entendimiento, y esta por si misma otorgará a toda la sociedad
cubana el ser celosa supervisora de un proyecto de reorientación y
recuperación. No solo política, también social y económica.
“Cuando el oído es capaz de oír,
entonces vienen los labios que han de llenarlos de sabiduría”. Es
tiempo de sembrar, porque aún el sendero a transitar es largo e
indócil; y está incierto el alba que anunciará el momento de recoger
las espigas de la libertad.
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