Diciembre de 2003 - Año No. 2 - Edición No. 8 |
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FILOSOFÍA
EL USO DE ALGUNAS ESTRATEGIAS DISCURSIVAS EN EL DISCURSO POLITICO
Silvia Gutierrez Vidrio. UAM Xochimilco Introducción. Recientemente, con el desarrollo y la expansión de la electrónica y los medios masivos de comunicación, politólogos y sociólogos han revalorado el papel del lenguaje, y de la comunicación simbólica en general, desde dos ópticas principales: primero, como medio para mantener y regular los sistemas o las comunidades políticas a través del intercambio de información y, segundo, como instrumento de persuasión y ejercicio de la violencia simbólica asociada con la dominación y explotación política. En el primero caso, el lenguaje provee evidencia empírica de si la comunicación entre gobernados y gobernantes, por ejemplo, se verifica o no y con qué grado de "fidelidad". En el segundo caso, se ve al lenguaje no sólo como medio para la transmisión de información, sino como una manera de actuar sobre un auditorio con fines políticos prácticos. Es más, como el lenguaje representa la principal materialización de la ideología en sentido amplio, funciona no sólo como instrumento con fines políticos particulares, sino como creador y sostén de maneras de pensar, hablar y actuar: o sea, formas de vida y visiones de mundo. Este
reconocimiento de la centralidad del lenguaje en la vida política ha
suscitado un interés
creciente en el análisis
del discurso y más específicamente en la argumentación. Dos razones
permiten explicar este renovado interés:
primeramente, nuestras sociedades son sociedades marcadas, en
diversos aspectos de la práctica social,
por los medios de comunicación. Estos se caracterizan por
desarrollar una peculiar retórica publicitaria que combina en
diferentes proporciones la argumentación con las técnicas de
manipulación y seducción. Además,
nuestras culturas ya no reconocen verdades o valores absolutos y se han
convertido en gigantescos “mercados simbólicos” donde las más
diversas y encontradas propuestas ideológicas compiten entre sí por
mantener o conquistar adeptos (Giménez
1989). Frente
a esta violencia simbólica generalizada que tiende a imponer (por vía
de la argumentación persuasiva) productos de consumo, visiones del
mundo y modelos de comportamiento, se plantea la necesidad de
desarrollar un pensamiento crítico que permita descodificar las
operaciones retórico- publicitarias. Este
reconocimiento de la centralidad del discurso en la vida social
ha contribuido a que el campo del análisis del discurso sea un área de
conocimiento fundamental para la formación de toda persona interesada
en los problemas políticos y sociales.
En el caso de los profesionales del periodismo y la comunicación
social esta necesidad es más patente, ya que el manejo de diferentes técnicas
refinadas de análisis del discurso les puede facilitar el acceso a un
desarrollo de capacidades interpretativas y, por ende, críticas. Además,
hay que recordar que los discursos casi siempre se producen y se reciben
en el seno de una o más instituciones sociales que determinan tanto el
contenido, como la forma del mensaje, además de la recepción del
mismo. También el medio técnico de transmisión influye de manera
importante tanto en la producción como en la recepción: piensese en la
comunicación cara a cara en comparación con la televisiva, por ejemplo
(Cf. Thompson 1993). Así, relacionando el discurso con el contexto de
emisión y de recepción, puede el investigador llegar a una
interpretación más profunda de algunos fenómenos políticos y
sociales. En lugar de limitarse a la descripción de políticas y
programas, por ejemplo, el análisis del discurso permite descubrir los
valores y las representaciones de la realidad en el discurso público. Tomando
en cuenta la necesidad de la construcción de un pensamiento crítico
el propósito de esta ponencia es mostrar el uso de
ciertas estrategias lingüísticas, retóricas y
argumentativas que se ponen en juego en la enunciación política
encaminadas al mantenimiento del ejercicio del poder. En
la producción discursiva de algunos políticos
se presenta, con gran frecuencia, el uso de procedimientos
incitativos tales como: la
construcción simbólica del colectivo de identificación y de
meta-colectivos singulares, la presentación
de la imagen negativa del adversario,
la inclusión de narraciones ejemplificadoras, el uso de formas
nominalizadas para mantener un ritmo discursivo, por mencionar algunos. Luego
de explicar estos mecanismos proporcionaré
ejemplos de su uso estratégico para
mostrar la
intencionalidad de los mismos, la movilización que se hace del sentido
y su función en el manejo del imaginario político. Los ejemplos serán
retomados de la producción discursiva del presidente mexicano Vicente
Fox, sobre el tema de los
indígenas y la marcha
zapatista. El
marco metodológico Existen
diferentes propuestas metodológicas que son útiles para el análisis
del discurso político[1]
y que implican diferentes técnicas. Ya que una característica
predominante del discurso político es el predominio de la función
argumentativa, el análisis argumentativo
ha sido reconocido como una propuesta útil para el estudio
de este género discursivo. Dado
que lo que me interesa resaltar en este trabajo son las estrategias
arriba mencionadas, para el análisis del corpus seleccionado he
incorporado en el análisis
argumentativo algunos de los
planteamientos de Eliseo Verón en torno al discurso político (Verón
1987) y los modos de operación de la ideología que propone Thompson
(1993). De
acuerdo a Verón todo acto
de enunciación política supone necesariamente la existencia de otros
actos de enunciación, reales o posibles, opuestos al propio; dicho en
otros palabras existe un dialogismo virtual. En cierto modo, todo acto
de enunciación política a la vez es una réplica y supone (o anticipa)
una réplica Verón 1987:16). Siguiendo
a este autor se puede afirmar que el
imaginario político supone la existencia de tres destinatarios: un
destinatario positivo o prodestinatario un destinatario negativo o
contra-destinatario y un tercer tipo de destinatario: el
paradestinatario. El
lazo que une al enunciador político con su destinatario positivo o
prodestinatario se ubica en la creencia presupuesta; es decir,
el enunciador dirige su discurso a un receptor que participa de
las mismas ideas, que se adhiere a los mismos valores y persigue los
mismos objetivos, es antes que nada un partidiario. La relación entre
el enunciador y el prodestinatario cobra, en el discurso político, la
forma característica de una entidad que Verón denomina colectivo de
identificación. El
destinatario negativo o contradestinatario está excluido del colectivo
de identificación. El lazo con éste reposa en la hipótesis de una
inversión de la creencia: lo que es verdadero para el enunciador es
falso para el contradestinatario e inversamente; o bien, lo que es
sinceridad para el enunciador es mala fe para el contradestinatario,
etcetera. El
tercer tipo de destinatario, ese “tercer hombre” resulta de una
característica estructural del campo político en las democracias
parlamentarias occidentales, a saber, la presencia de sectores de la
ciudadanía que se mantienen, en cierto modo, “fuera del juego”, y
que en los procesos electorales, son identificados habitualmente como
los “indecisos”[2].
La posición de los “indecisos” tiene, en el discurso político, el
carácter de una hipótesis de suspensión de la creencia. Al
paradestinatario va dirigido todo lo que en el discurso político es del
orden de la persuasión (Verón 1987: 17). Ya
que una característica fundamental del discurso político es el
predominio de la función argumentativa es preciso señalar que la
argumentación está ligada a la lógica de la experiencia, la cual si
bien puede estar basada en hechos observables, está también ligada a
un mundo de valores y de creencias, a una ideología, que depende de la
cultura de cada comunidad de hablantes y que cobra su valor de
verosimilitud en el marco de cada grupo sociocultural (Calsamiglia y Tusón
1999: 295). Partiendo de esta premisa
considero que el análisis del discurso político
debe tener por fin no solo descubrir las cadenas de razonamiento
a través de las cuáles el orador construye una argumentación sino
también descubrir o descifrar los valores a los cuales hace referencia
y por lo tanto a la ideología en la que está sustentada.
Desde
esta línea de reflexión, otra cuestión que quiero destacar son los
modos generales de operación de la ideología y las formas en que éstos
se pueden vincular con ciertas estrategias de construcción simbólica y
más específicamente con ciertas estrategias argumentativas. Aunque
todavía queda por realizarse una investigación, más profunda, sobre
la manera en que la ideología opera en ciertas condiciones socio-históricas
específicas, ciertas modalidades de su funcionamiento
han sido identificadas. Por ejemplo, Thompson[3]
distingue cinco modos de operación de la ideología: la legitimación,
la disimulación, la unificación, la fragmentación y la reificación o
cosificación (1993, 66-73). Thompson
también presenta algunas de las maneras en que dichos modos se pueden
vincular con diversas estrategias de construcción simbólica. En el
siguiente cuadro están presentados los modos generales de operación de
la ideología y algunas de sus estrategias típicas. Modos
de operación de la ideología
La
coyuntura política. Dado
que el discurso político, considerado como práctica social, es
enunciado en un contexto histórico específico
antes de presentar el análisis de las estrategias discursivas
utilizadas en la producción
discursiva del presidente Fox, sobre el tema de
los indígenas y la
marcha zapatista, es necesario proporcionar un breve recuento de la
coyuntura política en la que se enmarcan dichos discursos. Desde
su campaña electoral para llegar a la presidencia Vicente Fox había
hecho el compromiso de resolver el problema indígena y lograr la paz en
Chiapas. El día que tomó posesión como presidente de la República,
Fox se comprometió a trabajar para lograr la paz en Chiapas, un día
después el EZLN planteó tres condiciones para regresar a la mesa de
negociaciones de paz con el gobierno federal. Para
mostrar su disposición para promover la paz en Chiapas y estar en
contacto con los indígenas, Vicente Fox instrumentó, desde su llegada
a la presidencia, una oficina que se encargaría de atender los asuntos
indígenas a cargo de Xochitl Gálvez y nombró a Luis H Álvarez como
el nuevo Comisionado para la paz en Chiapas. Al
reaparecer el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en el
escenario político nacional[4],
Fox no desaprovechó la oportunidad para tomarlo como bandera y
presentarse ante la opinión pública como un presidente comprometido
con la paz en Chiapas. Fox
promovió al EZLN como los representantes de todos los pueblos indígenas,
al afirmar que si el EZLN firmaba la paz se lograría integrar al
desarrollo a todos los pueblos étnicos del país. El
24 de febrero (fecha simbólica en la que se conmemora el día de
bandera nacional) los
comandantes zapatistas, acompañados por un gran número de seguidores y
observadores, iniciaron su marcha hacia la capital del país entregando
las armas en un acto simbólico. La
marcha culminó con la entrada de
los comandantes del EZLN y toda su comitiva a la Ciudad de México el 8
de marzo. En
el lapso de tiempo que duró la marcha
y la estancia de los representates del EZLN en la Ciudad de México,
el presidente Fox emitió una serie de discursos, la mayoría de ellos
transmitidos por radio y
televisión en red nacional que
tenían como tema central el problema indígena y la paz en Chiapas[5].
El
Análisis Una
primera estrategia detectada
en el análisis del corpus es
el uso de los exordios[6],
es decir, la manera en que el enunciador
se dirige a sus receptores para llamar su atención y ganar su
simpatía. El exordio es fático por definición ya que es utilizado
para captar y mantener la comunicación, pero es incitativo en su forma,
debido a que su fin es lograr que el receptor se sienta involucrado y
lleve a cabo una acción . Como señala Reboul “el exordio confiere al
que habla el derecho a hacerse oír, y tiene por corolario el deber de
los otros de escuchar (1986: 160). Tienen un carácter ritual y dependen
de un código que no es lingüístico
sino ideológico, puesto que está al servicio de un poder. Se puede
distinguir el carácter ideológico del exordio según la fórmula
inicial que utiliza, y que puede ser repetida a todo lo largo del
discurso. En
el caso del discurso de Fox una primera cuestión que habría que señalar
es que contrariamente a lo que otros presidentes mexicanos hacían, Fox
utiliza formas diferentes de dirigirse
y de captar la atención de su audiencia. Por ejemplo la formula
“Amigos, amigas” que ha
venido utilizando desde su campaña a la presidencia, que al principio
pudo haber sido calificada como un exordio insólito pero que ahora ya
está naturalizado, es un rasgo distintivo de su producción discursiva.
Es precisamente este tipo de interpelación la que se encuentra
en el discurso del 23
de febrero de 2001. Fox inicia
así su mensaje: Buenas
noches amigas y amigos, esta es la hora de los hermanos indígenas,
es la hora de la paz, si todos queremos la paz, la paz llegará pronto,
si la verdadera lucha es por los derechos y por la reivindicación de
nuestros indígenas, estamos en la misma lucha. Esta
manera de dirigirse a su audiencia es utilizada cuando Fox quiere dar la
imagen de que tiene un acercamiento con la población y de ser
un presidente democrático que no discrimina a ningún género y
que está cercano a su pueblo; esta manera cálida y coloquial de
dirigirse a su audiencia lo hace presentarse al mismo nivel que su
audiencia, no sólo habla como presidente sino como un amigo.
Pero
este tipo de exordio, en el caso de sus discursos sobre los indígenas y
la marcha zapatista, no siempre es utilizado. Esto indica que existe una
estrategia que calcula cuál es la forma más conveniente de dirigirse a
su audiencia para captar su atención y hacer que lo escuchen,
dependiendo de los fines que persigue. Por ejemplo en su discurso del
2 de marzo utiliza la siguiente fórmula: Buenas
noches desde Oaxaca y con el bastón de mando de esta hermosa ciudad,
saludo con cariño, admiración y con un enorme gusto, a mis hermanas
y hermanos indígenas de todas las regiones de México.
Particularmente, saludo a todas las comunidades que hoy se congregan
en Nurio, Michoacán para celebrar el III Congreso Nacional Indígena.
En este caso sus
interlocutores explícitos son los indígenas a los que llama
“hermanos y hermanas indígenas” y
las “comunidades indígenas” reunidas en el Congreso Indígena.
Aquí un aspecto importante a resaltar es que lo hace desde Oaxaca y con
el bastón de mando de esa ciudad. En
el discurso del 20 de marzo
del 2001 utiliza otra
estrategia que tiene como fin hacer participe
a su auditorio a todos los que escuchen su
mensaje de lo que va a enunciar: que él ha puesto de su parte
todo el esfuerzo por lograr
la paz. Además de dirigirse a todos, los involucra poniéndolos
como testigos de sus acciones: “Muy
buenas tardes. Todos ustedes han sido testigos, todos los ciudadanos de
nuestra voluntad absoluta para alcanzar la paz en Chiapas”. Para
entender el giro discursivo de su exordio es necesario mencionar que
unos días antes el subcomandante Marcos había expuesto ante los medios
que el gobierno no mostraba pruebas de que estuviera abierto al diálogo
y que por lo tanto abandonarían la capital.
Es por eso que después del exordio
Fox enuncia las acciones que el gobierno ha realizado como prueba
de su disposición al diálogo[7]: Hemos
extendido nuestra mano y hemos dado la bienvenida a la marcha del EZLN,
en todo momento hemos cumplido nuestra palabra de que este movimiento
será respetado. En
el último mensaje ( 21 de marzo del 2001) la estrategia es diferente ya
que es este caso sus interlocutores no son solo sus “amigas y
amigos”, ni sus “hermanas y hermanos indígenas” sino
todos aquellos representantes federales que estaban reunidos en
Palacio Nacional para celebrar el natalicio de Benito Juárez acto
que aprovecha para retomar el tema de los indígenas. Señor Presidente de la Mesa Directiva del Congreso de la Unión y de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Representante de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Miembros compañeros del Gabinete, Ciudadanas, ciudadanos; Señores, señoras: En
este discurso Fox recupera un sentido histórico, tradicional de los
discursos de los anteriores presidentes de la República que se
presentaban como los herederos de los ideales de la revolución, la
reforma y el devenir de la historia. Fox retoma elementos históricos
para hacerlos coincidir con el presente que él
está construyendo. Regresando
al discurso del 23 de febrero quisiera señalar que en este texto al
dirigirse a los indígenas hace mención de ellos como parte de un
pasado olvidado por la mayoría de los mexicanos, un pasado que ahora él
como presidente ha redescubierto y se dirige a ellos de manera
particular porque ahora son una prioridad para su gobierno. El
redescubrimiento de este pasado olvidado y la posibilidad de la
reconciliación son posibles
para Fox porque: El
dos de julio pasado, México vivió un gran cambio, un cambio democrático,
el tiempo del cambio es también el tiempo de la reconciliación, por
eso hoy los mexicanos y las mexicanas les damos la bienvenida a la
marcha zapatista, a la marcha por la paz, esta será una oportunidad de
encuentro, de diálogo, de participación, de suma de esfuerzos, sólo
el diálogo y la negociación permitirán una salida honorable, digna y
justa para todos. El
concepto de cambio en este discurso
es manejado por Fox como una nueva etapa de la historia de México;
la promesa de cambio hecha durante su campaña electoral es retomada
como un elemento histórico para situarse
en el aquí y el ahora. Ahora
presentaré cómo el enunciador, en este caso el presidente Fox,
construye el metacolectivo de identificación, es decir cómo construye
ese “nosotros” colectivo o prodestinatario
y también cómo construye el metacolectivo o paradestinatario
“ustedes”.
Por
medio de la construcción de este colectivo de identificación, Fox
quiere lograr involucrar a toda la población
en la resolución del problema indígena, no es sólo él quien
da la bienvenida a los zapatistas y está haciendo un esfuerzo sino
todos los mexicanos(as). A su vez los indígenas se convierten en su
paradestinatario, aquellos a los que quiere persuadir de su decisión de
lograr la paz. Es
importante resaltar que en los discursos que emitió sobre la marcha
zapatista no aparece la
construcción de su contradestintario, es decir de su adversario; cuestión
que llama mucho la atención ya que en el caso de la producción
discursiva del ex presidente Zedillo los zapatistas eran siempre, en términos
enunciativos, sus contradestinatarios, aquellos con los que no había un
acuerdo ideológico y a los que nunca considero como interlocutores legítimos.
En
su discurso del 2 de marzo de 2001 lo que más llama la atención es que
Fox se presenta a sí mismo, como un líder social comprometido por la
causa de los indígenas, como “el salvador” que logrará incorporar
a los indígenas al México moderno.
El
siguiente cuadro retoma algunos de los enunciados en los que proyecta
esta imagen:
Tanto
la promesa del cambio como el presentarse como el posible salvador de la
causa de los indígenas hacen
pensar en un tipo de ejercicio del poder que siguiendo a Foucault (1988)
se podría caracterizar como un
poder pastoral[8]
. El
discurso del 21 de marzo es de gran interés ya que el tema central o el
objeto discursivo es la vida de Benito Juárez[9]
y las analogías que hace con el presente y
con el movimiento indigenista. Es interesante observar cómo en
su discurso va narrando la vida de Juárez, pero en lugar de ser una
narración con un inicio y un fin, Fox va intercalando en algunos
fragmentos del relato ciertas evaluaciones o moralejas. Este tipo de
narraciones en donde se reconstruye la historia son importantes porque
en ellas aparece un componente axiológico o evaluativo. Aquí
lo que es importante siguiendo el esquema de van Dijk (1980) para el análisis
de la superestructura narrativa, es la evaluación o moraleja que el
enunciador saca del relato.
En mi opinión este tipo de narraciones tienen que ver con lo que van
Dijk (199 :306) denomina como creencias evaluativas (opiniones,
actitudes), las cuales contienen un
componente evaluativo o axiológico que resulta interesante cuando se
analiza la naturaleza ideológica del discurso. Veamos algunos ejemplos: Relato
Evaluación o moraleja
De este fragmento de la narración Fox
resalta la enseñanza que nos dejó Juárez, enseñanza que puede servir
para salir adelante a la juventud a “nuestras chiquillas y
chiquillos”. Relato
Evaluación o moraleja
Lo
más importante de este discurso es la recuperación que hace Fox de la
historia y la analogía implícita
que hace entre la época de Juárez- La Reforma y la actual y entre Juárez
y él, así se presenta como un nuevo héroe digno de ser comparado con
él.
“En una democracia que ha iniciado su consolidación, no tienen
utilidad aquellas actitudes en las que se expresa el terrible dilema del
todo o nada”. Finalmente
quiero presentar la
manera en Fox que moviliza el sentido al servicio de un poder[10]
en sus discursos, es decir la manera en que opera su ideología.
Retomando la propuesta de Thompson,
he distinguido en algunos de los enunciados de Fox los diferentes
modos de operación de
la ideología.
Es
importante señalar que la identificación de estos modos de operación
de la ideología nos permiten ver las formas en que opera el
significado en la construcción de estrategias simbólicas. Lo
que resalta en el cuadro es cómo en términos de modos de operación de
la ideología lo que más predomina, es esta producción discursiva de
Fox, es la unificación y la
legitimación. La fragmentación con su máxima “divide y vencerás”,
característica de muchos discursos políticos, no está presente en
este hábeas y tampoco aparece con mucha frecuencia la simulación, esto
se puede interpretar tomando en cuenta las estrategias antes mencionadas
que están dirigidas a lograr la credibilidad de su compromiso de lograr
la paz en Chiapas.
A
manera de conclusión
Aunque
en este trabajo se han presentado solo algunos ejemplos de lo que se
podría trabajar en un análisis de discurso político, quisiera volver
a resaltar la utilidad de este tipo de análisis. Con relación al tema
de la democracia es importante llevar a cabo análisis este tipo para
mostrar si esa democracia a la que muchas veces se alude en los
discursos se da en las acciones o solo en el plano discursivo. En el
caso de Fox podría señalar que la estrategia discusiva que sigue en
los discursos analizados tiene
una organización tal que lo presenta como un presidente comprometido,
un representante que está cercano a sus representados, que les habla
con un lenguaje sencillo y cálido, que toma en cuenta sus demandas, que
está dispuesto a lograr la paz. Sin embargo, a ya casi dos años de la
marcha de los zapatistas el problema indígena no ha sido resuelto, la
iniciativa de ley que inicialmente se propuso sufrió tantas
modificaciones antes de ser aprobada que los indígenas
ya no se reconocen en ella. Podemos ver un claro alejamiento
entre las palabras y las acciones, es decir entre el discurso y la acción
política. Pero como señala Ansart “ la vida política se desenvuelve
permanentemente en ambos planos: el de las acciones y el del discurso.
La producción ideológica no cesa de acompañar la totalidad de tareas,
tentativas y decisiones (1983:9). Es precisamente esto lo que la población
actualmente reclama a Fox, no solamente quiere discursos sino acciones
concretas que sean una prueba del cambio hacia una sociedad democrática.
BibliografíaAnsart,
P., (1993) Ideología, conflictos y poder, Premiá Editora, México,. Beristáin,
H.,(1988) Diccionario
de Retórica y Poética, Editorial Porrúa, México.
Calsamiglia
Helena y Tusón Amparo (1999) Las
cosas del decir. Manual de análisis del discurso, Ariel, Barcelona. Foucault,
M., “El sujeto y el poder” en Dreyfus H.L y Rabinow, P. Michel
Foucault: más allá del estructuralismo y la hermenéutica, UNAM, México,
1988. Giménez,
G.; (1989) "Discusión actual sobre la argumentación", Discurso.
Cuadernos de Teoría y Análisis, No. 10, C.C.H., UNAM, México. Gutiérrez,
S. (1996) El análisis del
discurso neoconservador de R. Reagan, Tesis de doctorado,
Universidad Nacional Autónoma de México. Gutiérrez,
S. (1997) “Del discurso a la ideología:
un análisis de dos editoriales”
en Anuario de Investigación
del Departamento de Educación y Comunicación, UAM-Xochimilco, México. Gutiérrez,
S. (2000) “El discurso político. Reflexiones Teórico metodológicas,
Revista Versión. Estudios de Comunicación y política, UAM,
Xochimilco, México. Reboul, O. ( 1986) Lenguaje
e ideología, F.C.E., México, 1986. Thompson, J. B., (1993) Ideología y cultura moderna, UAM-Xochimilco, México. Verón,
E. ( 1987) “La palabra adversativa. Observaciones sobre la enunciación
política”, en Verón E.,
et al. El discurso político, Hachette, Buenos Aires.
[1] Sobre este tema véase mi artículo Gutiérrez S. “El discurso Político. Reflexiones teórico-metodológicas”, Versión No. 10, UAM-X, 2000. [2] En el caso del proceso electoral que llevó a Fox al poder fueron finalmente estos indecisos, que tenían “suspendida su creencia” los que definieron la votación. [3] En su libro Ideología (1997) Eagleton dedica un capítulo al tema de las estrategias ideológicas. Algunas de las estrategias que señala coinciden con las que propone Thompson. [4] El EZLN volvió a ser tema de la agenda de los medios a partir del 30 de noviembre del 2000 fecha en que los medios dan a conocer una carta que dirigió el EZLN al presidente Ernesto Zedillo a quien acusó de optar por la guerra en vez de promover la pacificación del estado, en ese documento también anunció que el día 2 de diciembre daría a conocer su postura ante el nuevo presidente de la República. [5] Los discursos utilizados para el análisis son cuatro, emitidos en las siguientes fechas: 23 de febrero, 2, 20 y 21 de marzo del 20001. [6] El exordio lo constituyen las palabras iniciales que anteceden al comienzo de una obra para introducir el tema. Su objetivo consiste en influir en el receptor, es decir, en despertar su atención y seducirlo, en ganar su simpatía hacia el asunto del discurso (Beristáin, 1988 : 204). [7]El los enuncia como los hechos concretos que él está realizando: 1)Hago un llamado al Congreso de la Unión para que encuentre los espacios y las formas para recibir y escuchar al EZLN, 2) Es nuestro deseo que el diálogo prospere para apoyar la aprobación de la reforma constitucional que garantice que los pueblos indígenas nunca más serían olvidados, 3) Estoy dando instrucciones para liberar los presos y 4) Estoy procediendo a emitir un decreto para transformar las instalaciones militare de...en centro para el desarrollo de las comunidades indígenas y 5) Estoy enviando una carta al subcomandante Marcos para que tengamos un encuentro antes de su retorno a Chiapas. [8] Para una interpretación de como ejerce Fox este tipo de poder véase la tesis de Maestría de Edna Becerril titulada “La ritualización del discurso político: análisis de la estrategia discursiva de Vicente Fox en el marco de la marcha zapatista”. [9] Llama mucho la atención que Fox como panista haga una recuperación de la imagen de Benito Juárez y lo presente como el símbolo de unión de todos los mexicanos como un símbolo que borra las diferencias partidistas e ideológicas. [10] Para Thompson (1993)estudiar la ideología significa analizar las formas en las que el significado es movilizado para mantener ciertas relaciones de poder .
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