LOS LOCOS DE
BARRANQUILLA. Quiénes son? y cuáles son?.
Ángela Jiménez Castaño
Trabajadora social
Parece
que no tienen nombre, parece que no tienen familia, parece que no
fueran de este mundo, pero es solo un parecer, por sus vestimentas,
sus desnudeces, sus miradas pérdidas, sus quehaceres, y muchas cosas
más.
Analizándolos bien en muchos de ellos aun quedan las huellas de
otras épocas, algunos aún se les ve muy en el fondo la clase. Y,
¿qué es la clase? Pues se les nota a flor de piel su categoría, su
estrato social, su pasado, como cuando decimos, -y ese niño(a) era
de buena familia- eso es lo común.
Barranquilla esta llena de estos personajes, de locos y locas, de
locos callejeros, de locos cuerdos, de los que se las tiran de
locos, de locos de todo tipo; pero me quiero referir a esos, a los
de la calle no a los otros, sino a los que deambulan por todos los
sectores de la ciudad y que así como aparecen desaparecen, o los
“desaparecen” del paisaje, a veces desapercibidos para muchos, y
otras no tanto, pues en algunos casos llegan a ser parte de esa
comunidad donde se asientan, emprendiendo con ellas unas relaciones
de ayuda mutua, pues a ellos se les da un plato de comida o una muda
de ropa y ellos nos regalan una sonrisa que nos llena el alma o nos
reconforta con Dios por el viejo dicho quizás, de “haz el bien sin
mirar a quien”, y nuestro espíritu se engrandece pues el que da
recibe; eso reza el viejo refrán o dicho bíblico, no sé en que
categoría ubicar esta frase ahora mismo, el caso es que los locos de
Barranquilla si tienen nombre, familia, historia o sea que si son de
este planeta y lo mas importante son de esta provincia.
Esta aclaración, siempre que toco el tema me gusta hacerla, pues la
primera vez que me dio por investigar en este tema lo hice por
comprobar una teoría. En el año 85 en una tertulia de la Universidad
Simón Bolívar, de donde soy orgullosamente egresada, con varios
amigos, sociólogos, psicólogos y trabajadoras sociales, se empezó a
hablar de los problemas sociales que estaban afectando a esta bella
ciudad, y uno de ellos salió al ruedo, la teoría de que los locos
que deambulaban en Barranquilla, eran cachacos, que los traían en
carros hasta el puente Pumarejo y allí los dejaban a su suerte
llegando estos caminando hasta la ciudad y empezando a deambular por
esta hasta hacerse parte de ella; también se manejaba la teoría de
que los gamines eran de Bogotá y Medellín, y yo nunca estuve de
acuerdo, tampoco con la de que la prostitutas eran de Manizales,
Cali, Medellín o Pereira; no, nunca estuve, ni hoy lo estoy, con
ninguna de estas teorías sociales, pues de hecho el estudiar estos
fenómenos y observarlos además, modestia aparte -eso si, tengo a mi
favor la oscultación, la curiosidad de todo lo que pasa a mi
alrededor, como persona y como trabajadora social que soy-, lo que
pasa es que acá en Barranquilla no quieren ver las cosas y por eso
se inventan esas teorías. Los Barranquilleros no se han dado cuenta
que la ciudad creció y con esto como las grandes capitales los
problemas sociales también empiezan a crecer y aparecen los
fenómenos que en otros tiempos fueron extraños en este espacio del
país, éramos una ciudad sana, tranquila, pacifica no puede hoy
decirse lo mismo y en esta parte si pido disculpas a todos los
Barranquilleros con el amor que les tengo, el respeto que profeso
por esta bella tierra que me lo ha dado todo, una familia, unos
amigos, un espacio donde me siento como en el mío propio o mejor a
veces, pues adoro el sol, el calor; el frió me deprime, me entonta,
me congela, yo le agradezco todos los días a Dios haberme dado la
oportunidad de casarme con un Costeño y a través de él llegar a esta
tierra, creo que eso ha sido una de las tantas cosas buenas que me
han pasado en mi vida, además de una gran cantidad de cosas bellas
que me ha tocado vivir en el compartir con muchas personas por mis
quehaceres y gustos; me gusta estar entre la gente, me gusta
relacionarme de tú a tú con todos sin intereses particulares y mucho
mas sin ninguna prevención. Me siento igual tomándome una cerveza en
el Country Club, o sentada en una banca del mercado o una tienda de
barrio, a mi me da lo mismo. No veo la diferencia, eso si, que esta
cerveza este bien fría es lo único que exijo, y si es Club Colombia
mejor.
Para hacer un poco de historia me voy a referir a la ya famosa loca
Gloria que como la gran mayoría de los locos de esta ciudad murió
sin pena ni Gloria atropellada por un vehículo en el centro de
Barranquilla; sus últimos días los paso por el sector de progreso
(carrera 41 entre calles 45 murillo y 34 paseo Bolívar), su fijación
era perseguir a los hombres para agarrarles sus “partes nobles” a lo
mejor su fijación o su problema psiquiátrico fue porque estos
señores en sus días de lucidez no fueron con ella tan “nobles” como
debieron ser. Al contrario a las mujeres las correteaba y les daba
golpes, eso si, si se dejaban alcanzar.
En otra época de esta ciudad, estuvo el famoso loco Dugand, quien se
sentaba en la puerta del Banco Dugand, de allí su nombre, y se creía
el dueño y señor del banco que quedaba en la calle 35 San Blas,
entre carreras 39 y 40 la paz. El loco Dugand desapareció casi al
mismo tiempo que el banco.
Conocí al loco Colón en 1985, en la parte de atrás de la iglesia de
San Nicolás; así le decían pues este toma su nombre por el sitio
donde se ubicaba, y ese es un ritual de casi todos los locos
callejeros, pues cuando estos pierden la razón y a su vez a su
familia nadie te da información exacta de su procedencia; este loco
llamado colon se ubicaba en el centro de la plaza de San Nicolás en
el Monumento de Cristóbal Colón precisamente, hasta allí tuve el
gusto de llegar a hablar con él. ¿De qué hablamos? De muchas cosas,
me contó él, y me lo corroboró la gente con la que indagué, que en
otros tiempos fue un eminente profesor de química de la Universidad
del Atlántico, que se volvió loco de una pena de amor. ¿Será que el
amor nos vuelve locos? Yo creo que no, nos pone tontos.
Y ya en esta época en pleno año 2005 tenemos unos cuantos loquitos
que son conocidos por la mayoría de los Barranquilleros, por ejemplo
esta bazuquito: este muchacho lo conocí hace unos 15 años cuando
todavía era un niño, su madre cuidaba los carros en la tienda de la
olímpica de la 84, y se venía desde su pieza en la zona cachacal con
tres niños que tenia en ese momento, como eran pequeños ella los
acurrucaba en un rincón en la noche y los cubría con cartones y
ellos se quedaban allí juiciosos; ella era una mujer de baja
estatura pero mas brava que quien sabe qué, allí empezó este niño a
crecer y a volverse parte del paisaje del sector de la iglesia
Torcoroma y Kokoriko; fue uno de los primeros gamincitos del sector,
empezó consumiendo alcohol, luego se le vio consumiendo bóxer, esto
era extraño para los transeúntes, pues en Barranquilla no se veía
eso, solo lo veíamos en los informes de los noticieros de Medellín o
Bogotá, allí eso si era común. Entonces este niño creció y se le
salió de control a su madre que también con el tiempo dejo de cuidar
carros allí y lo dejó, o más bien él se quedó y no se fue con ella,
pues ya había entablado una relación de convivencia con ese entorno.
Ya mas grandecito este muchacho se fue por el sector del Estadio de
Fútbol Romelio Martínez donde se afianzó mas aún al vicio del
consumo de bóxer a tal punto que su columna se desfiguro y se empezó
a ver ya una insipiente joroba, allí en este sector se hizo al
cariño de los músicos, los borrachos, las prostitutas y gamines del
lugar llegando a ser en determinado momento un capo de capos, como
entre ellos se hacen llamar por su jerarquía en el grupo. Mas
adelante se cambia de sitio casi cada semana, demostrando este
comportamiento su total estado de locura, pues en algún momento el
loco de la calle crea un sentido de pertenencia al sitio donde se
ubica permitiéndole esto la supervivencia y cuando se pierde de este
lugar empieza a pasar trabajo y a padecer de hambre, acoso y
maltrato, pues nadie quiere a un loco durmiendo en la acera de su
casa. Hoy día, tabaquito ya esta totalmente deteriorado y loco debe
tener entre 21 o 22 años, esta totalmente barbado y jorobado y hoy
se encuentra en la calle 37 entre la cra 46 y la 50, calle que
desemboca en la aduana, allí está hoy, quizás mañana pase por el
sector y no lo vea, nada de extraño sería, y a quién le importa, un
loco menos en la ciudad.
Y por
último me quiero referir a ellas, a las damas de la locura; son
bellas, sí, por el solo hecho de ser mujeres son bellas, ellas son:
la chupi chupi, (YOMAIRA) que deambula por el sector del barrio el
prado, y creo que deambula allí pues es su sector de origen, como lo
decía al principio, aún se le nota a pesar de su demencia que no le
hace mal a nadie, que fue una niña de clase; esta joven fue
profesora de la facultad de química y farmacia de la Universidad del
Atlántico, pero la droga la llevo a esto a la locura y a la calle,
esta niña ha sido famosa en la ciudad así sea por su locura, pero
todos y cada uno de nosotros estamos llamados a ser protagonistas en
algún momento de nuestras vidas; ese día fue para la chupi chupi, el
día que encontraron los locos y recicladores callejeros muertos en
la Universidad Libre, aquel famoso episodio, que nos llenó de
asombro y temor pues un crimen como lo fue ese era extraño que
pasara en Barranquilla, tierra de paz. Ese día los periódicos
reseñaron a la chupi chupi como muerta, pero para sorpresa de todos
los que la hemos aprendido a apreciar, ella apareció a los días,
como el ave fénix de sus cenizas. Nadie se imaginaba donde estaba
solo apareció, y yo creo que ni ella misma hoy día sabe que a
alguien le dolió.
La
otra dama de la locura no sé su nombre pues siempre que hablo con
ella me da uno diferente, es bella y ella lo sabe y es coqueta como
cualquier mujer; su sitio preferido: las sillas de bellas artes
sobre la carrera 53; allí se hace su spa ella misma, se maquilla, se
cambia de ropa, su fijación son ponerse medias veladas y pantis de
encajes y maquillarse, yo no soy ni psicóloga ni psiquiatra pero a
lo mejor es una modelo o reina de belleza frustrada eso creo yo.
Está loca, pero no por falta de autoestima, ella se quiere mucho.
A ella se le veía con su compañero otro loco, por la calle de atrás
del Colegio Lourdes; eran la pareja ideal, se amaban sin importarles
que la gente los viera, yo lo disfrutaba, me paraba en la esquina de
la carrera 50 entre la calle 70 y 72 a verlos amándose, besándose,
me extasiaba de ver tanto amor. Andaban con dos perros igual de
locos a ellos, pues a estos le ponían pedazos de mantas y los perros
no se las quitaban eso me sorprendía y me daba curiosidad
observarlos a los cuatro, pero para mi sorpresa un día la empecé a
ver sola por bellas artes, y me acerqué a preguntarle por su romeo,
a lo que ella con su mirada triste me dijo que se lo habían quitado.
Yo digo y no me da pena, que ella es mi amiga, cuando paso por donde
ella le llevo comida, algo de plata, ropa, pero de la que a ella le
gusta de encajes y muchos colores, gafas, maquillajes y perfumes;
una amiga cercana, me dice burlándose de mi, cuando yo orgullosa la
veo al pasar por la 53 y le digo: “mira allí va mi amiga la loca”, y
esta me contesta, “ah si como tu vas a parar volviéndote loca…ya
estas haciendo tu nuevo circulo de amistades”, uno nunca sabe? A lo
mejor los locos son otros,
¿Usted que opina?
LA LOCURA ES LA QUE NOS HACE RAZONABLES.
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